El gran dios Pan

libro de Arthur Machen

El gran dios Pan es una novela escrita por Arthur Machen. En ella se narra la historia de Clarke, que presencia un inusual experimento en el que su conocido, el Dr. Raymond, utiliza a una joven para conocer la parte oculta de la realidad. Tras esto, comienza a investigar la relación entre varias muertes en extrañas circunstancias acontecidas en la Inglaterra victoriana.

El gran dios Pan
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Género Novela Ver y modificar los datos en Wikidata
Subgénero Terror Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma Inglés Ver y modificar los datos en Wikidata
Título original The Great God Pan Ver y modificar los datos en Wikidata
Artista de la cubierta Aubrey Beardsley Ver y modificar los datos en Wikidata
Editorial John Lane Ver y modificar los datos en Wikidata
País Inglaterra Ver y modificar los datos en Wikidata
Fecha de publicación 1894 Ver y modificar los datos en Wikidata

Cuando se publicó en 1894, la prensa consideró que era una obra degenerada y repulsiva por su estilo decadente y contenido sexual. Pese a todo, la obra fue considerada un clásico del género de horror. Como otras historias de la época, se inspira en el dios griego Pan, símbolo del poder de la naturaleza y el paganismo. Sin embargo, Juan Ramón Vélez en el artículo “El Dios Pan en la literatura de entre siglos”, esta divinidad aparece como reflejo de “fuerzas naturales desatadas y destructivas ante las que el hombre debe resguardarse si no quiere exponerse a la destrucción mental o física (o a ambas)”.[1]

El título se inspiró probablemente en el poema “A musical Instrument”, publicado en 1862 por Elizabeth Barrett Browning. La última línea de cada estrofa termina justamente en “ the great god Pan”.

Una descripción más clara del tipo de terror presente en la novela es que éste , “debe habitar en el secreto lugar de la vida, manifestado en carne humana”.[2]

Estructura

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La novela consta de ocho capítulos y todos ellos parecen independientes entre sí, pero al final los personajes que aparecen a lo largo de todas las historias terminan relacionados los unos con los otros.

Capítulo I. El experimento

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Clarke atestigua un extraño experimento quirúrgico realizado por el Dr. Raymond, quien busca comprobar que se puede ver al dios Pan, una personificación de una sobrerrealidad subyacente al mundo cotidiano. Mary, una joven de diecisiete años, participa voluntariamente en la prueba. El resultado es exitoso, pues a pesar de que Mary queda “idiota”, el dios Pan es revelado.

Capítulo II. Las memorias del Señor Clarke

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Clarke decide presenciar el experimento del Dr. Raymond a causa de su interés por los elementos esotéricos de la naturaleza humana y su viva creencia en la fantasía. Tiempo después revisa el libro Memorias para probar la existencia del diablo, una compilación de anécdotas contadas por el Dr. Phillips (amigo de Clarke), entre las que destaca la de Helen V., una niña que asesina a su amiga Rachel M. y al niño Trevor W., le infunde debilidad de intelecto. Al final del relato, Helen V. desaparece.

Capítulo III. Ciudad de resurrecciones

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Al salir de un restaurante, Villiers encuentra a su viejo amigo Herbert, quien pide limosna. Este último le confiesa que Helen, su esposa, pervirtió su alma. Al día siguiente, Villiers conversa con su amigo Austin y le pregunta si conoce a alguien llamado Herbert. “¿Entonces no oíste acerca del caso de Paul Street?”, le responde. Y añade que en esa calle un hombre murió a causa del miedo, de un espantoso horror, frente a la casa de la familia Herbert.

Capítulo IV. El descubrimiento en Paul Street

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Cabos sueltos unen. Clarke y Villiers son amigos. El segundo visita la casa abandonada de Paul Street y encuentra ahí el retrato de Helen Vaughan, esposa de Herbert. La alteración que le causa su estancia en ese lugar se traduce, de acuerdo a un diagnóstico médico, en nerviosismo y agotamiento. Debido a ello le pide a su amigo consejo tras contarle los pormenores de su visita y mostrarle el retrato. Al verlo, Clarke reconoce a Mary, la joven voluntaria del experimento del Dr. Raymond. Más tarde, Villiers se entera por el periódico de la muerte de Herbert.

Capítulo V. La carta de advertencia

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En una carta, Clarke le pide a Villiers que abandone su obsesivo interés por Herbert. El destinatario de la misiva se reúne con Austin y le muestra el libro de un amigo en común, el pintor Meyrick, donde en la última página aparece el retrato de una mujer: la señora Herbert.

Capítulo VI. Los suicidios

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Una serie de suicidios ocurren en West End, entre ellos el de Lord Argentine y el señor Sydney Crashaw. Austin y Villiers leen sobre la muerte del último, pero el segundo se percata de un error en el informe acerca del lugar donde fue visto por última vez el finado, pues él lo vio salir de casa de la señora Beaumont la madrugada del día de su muerte y no donde afirmaba el periódico.

Capítulo VII. Encuentro en el Soho

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Las dudas de Villiers sobre los motivos de la muerte del señor Crashaw y el involucramiento de la señora Beaumont, se incrementan, por lo que decide seguirla. Descubre que ella cambia constantemente su nombre y es, en realidad la esposa de Herbert.

Capítulo VIII. Los fragmentos

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Al final se revelan las múltiples identidades de Helen y su relación con los personajes del resto de la novela.

Personajes

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  • Dr. Raymond: hombre de mediana edad, flaco y demacrado. Dedicado a la medicina trascendental durante varios años.
  • Clarke: Un hombre de negocios, serio y con curiosidad por la fantasía y lo no apreciado por los sentidos de la naturaleza humana. Gusto por la lectura.
  • Mary: diecisiete años y hermosa. Partícipe del experimento realizado por el Dr. Raymond. conocido por hombres
  • Dr. Phillips: Amigo de Clarke, autor de los relatos Memorias para probar la existencia del diablo.
  • Helen V.: niña de doce años, diferente a la gente del pueblo. Físicamente con tez clara y rasgos bien marcados. Fascinación por salir a pasear al bosque.
  • Trevor W.: niño de aproximadamente siete años. Víctima de Helen V. quien lo deja con marcas nerviosas y extrañas, producto de un shock inesperado.
  • Rachel M.: amiga de Helen V., un año menor que ella. Hija de un granjero. Acompañaba siempre a Helen a pasear al bosque, donde termina siendo su víctima.
  • Villiers: hombre de ciudad, ordenado, lustroso y distinguido. Antiguo amigo de Herbert.
  • Charles Herbert: pobre y mal vestido. Antiguo heredero de su padre, contaba con tierras en Dorset y una gran cantidad de dinero. Hombre arruinado en cuerpo y alma.
  • Helen Vaughan o señora Herbert: poseedora de una maravillosa y extraña belleza, aproximadamente de diecinueve años cuando conoció a su esposo. Huérfana e hija de padre Inglés y madre Italiana. Desaparece y deja en la ruina a Herbert.
  • Austin: famoso por su gran conocimiento de la vida en Londres. Amigo de Villiers.
  • Señorita Beaumont: mujer rica y hermosa.
  • Arthur Meyrick: pintor, amigo de Austin.
  • Charles Aubernon o Lord Argentine: Un hombre de treinta años, muy respetado y conocido en Londres. Antes pobre, pero después poseedor de una gran fortuna tras la muerte de su padre. Trabajador y conocido por su alegría.

Referencias mitológicas

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Estatua del dios Pan. Procedente de la Galería de Antigüedades del Louvre de París, Francia.

Pan, también conocido como Fauno en la mitología romana, es un dios originario de la mitología griega. Se trata de una divinidad que habita en la región de la Arcadia, en Grecia. Se le identifica como dios de los pastores y rebaños. Debido a esto, se le suele representar como un genio, mitad humano y mitad cabra. Se describe su físico con una cara barbuda que recuerda a una bestia, mentón saliente, dos cuernos en la cabeza, cuerpo velludo, miembros inferiores de macho cabrío y pezuñas de cabra. Consta también de una increíble agilidad y astucia, al igual que su padre Hermes. Suele habitar en bosques cercanos a fuentes de agua, generalmente rodeado de ninfas, con quienes tuvo numerosos encuentros amorosos. Uno de los ejemplos más famosos es el de la ninfa Eco.[3]

Es hijo del dios Hermes y la ninfa Dríope. Se cuenta que su madre quedó horrorizada al momento de darle a luz debido a su aspecto, y por ello lo abandonó. Compadecido, Hermes lo acogió y lo llevó hasta el Olimpo. Una vez allí, fue presentado a los dioses y recibió el nombre de Pan (en griego παν), que significa “todos”, apodo atribuido a la inmensa alegría que causó en los dioses de manera unánime. Especial alegría fue la de Dioniso, quien se hizo cargo de él y lo hizo parte de su cortejo junto a los sátiros. Debido a esto, tiene el mismo carácter lascivo y juguetón de los sátiros, aparte de serle atribuida una gran actividad sexual. La etimología de su nombre sería utilizada posteriormente por mitógrafos y filósofos al ser atribuido el dios con la encarnación del Todo o el Universo.[4]

Otra de las atribuciones que tiene Pan es la capacidad de infundir pánico (relacionar etimología con dios) en los seres vivos. El término “pánico” se relaciona directamente con este dios. Proviene del latín panicus, y este del griego panikós (Πανικός), que significa terror extremo infundado por el dios Pan, siendo este a menudo colectivo y contagioso. Debido a su relación con el mundo rural, se le atribuye la responsabilidad de crear las estampidas de ganado, infundiendo pánico en los animales. Además, representa la fuerza violenta e incontrolable de la naturaleza. Junto a Hermes y Dioniso, son considerados símbolos del mundo sobrenatural.

 
Fotografía de Arthur Machen.

En la obra de Machen, la mayor característica de este dios es la de infundir pánico en sus víctimas, hasta tal punto de que pierden la vida tras “ver a Pan”. Esta expresión parte de la idea que se muestra en el libro, que afirma que no somos capaces de ver la realidad tal y como es, y “ver al dios Pan” significa ser capaz de ver todo aquello oculto a nuestra percepción. Pan está relacionado con el mundo sobrenatural, por lo que, si lo relacionamos con la visión cristiana en la que se ambienta el libro, ver a Pan sería el equivalente a ver al Anticristo.

El personaje de Helen da lugar a la interpretación de que se trata de una representación de Helena de Troya. Además de compartir el mismo nombre, a Helen se la representa como una especie de Anticristo o causante del mal en el mundo por haber visto a Pan, algo similar con lo que ocurre con Helena de Troya. En la mitológica griega, a Helena se la considera como la causante del mal, al haber sido la razón por la cual comenzó la Guerra de Troya. Su esposo, Menelao, descubrió que se encontraba junto a Paris de Troya. Dependiendo de la versión que encontremos, se afirma que fue raptada por Paris, mientras que en otras se narra que fue Helena la que abandonó a su esposo y se unió a Paris. En la obra se narra que Helen desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro, y su esposo Herbert la buscó por todas partes sin éxito. Esta misma historia la podemos encontrar en el mito de Helena, quien desapareció de repente.[5]

En la obra también se hace alusión al “Laberinto de Dédalo”. El mito cuenta que Pasífae, esposa del rey Minos de Creta, tuvo un hijo con un toro enviado por Posidón. El engendrado tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro, y es conocido como el Minotauro. Sintiendo vergüenza y repulsión por la bestia que su esposa había dado a luz, mandó construir al artista Dédalo un “palacio” (lo que sería el Laberinto de Creta) capaz de esconder y contener al Minotauro, también con la condición de que tuviera pasillos y salas lo suficientemente enrevesadas para que solo el propio Dédalo supiese adentrarse y encontrar la salida. El minotauro fue encerrado allí, y cada año le eran entregados siete jóvenes varones y siete jóvenes doncellas para que se alimentara. Teseo se ofreció voluntario para ofrecerse como tributo al Minotauro. Con la ayuda de Ariadna y el hilo que le dio para guiarse, fue capaz de matar al Minotauro y salir del laberinto.[6]

El nombre de la obra proviene de uno de los pasajes de Obras Morales y de Costumbres (Moralia) de Plutarco,[7]​ concretamente de Cómo percibir los propios progresos en la virtud. En él se narra la historia de un marinero que durante su travesía escuchó una voz que le ordenaba que, cuando llegara a tierra, debía avisar de que el “gran dios Pan había muerto”. La intención con la que Plutarco describía esta leyenda era mostrar la imprecisión de los oráculos y su decadencia hasta la desaparición a lo largo de la evolución de las leyendas griegas. Se muestra la “muerte de Pan”, como el ocaso de la profecía helénica en muchas ocasiones profetizada por el dios Apolo.[8]​ A pesar de esto, este fragmento ha sido interpretado desde el contexto de la religión cristiana, por lo que uno de los significados que se le atribuyen es el de anunciar el fin del paganismo y el inicio del cristianismo. La muerte de Pan representaría la muerte de Cristo, y por ello el inicio de una nueva corriente de pensamiento que desplazaría al paganismo.

Influencias literarias

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Fotografía de Elizabeth Barret Browning.

Machen se basó en el poema A musical Instrument de Elizabeth Barret Browning[9]​ para crear su obra. En él se narra el mito de Siringe, en el que Pan se enamora de la ninfa y la persigue. Siringe huye y ruega a los dioses que la libren del dios. Los dioses acceden a sus súplicas, y la transforman en cáñamo para que Pan no sea capaz de alcanzarla. Entonces, Pan corta las ramas de cáñamo y las usa para crear un instrumento musical: la siringe o flauta de Pan.

En el poema A Nympholet de Algernon Charles Swinburne,[10]​ también podemos encontrar la atribución principal de Pan en la obra de Machen. Se describe a Pan como un ser silvestre, que habita en bosques y campos, y cuyo deber es infundir pánico en las personas. Se habla de Pan como una bestia incontenible, con una fuerza y frenesí sin igual, similar a la fuerza incontrolable que se puede encontrar en la naturaleza. En un momento también se describen los sonidos bestiales que hace Pan y se compara con los fieros sonidos que se pueden encontrar en la naturaleza.

The Dead Pan, también de Elizabeth Barret Browning,[11]​ se relaciona con el mito de Plutarco. Da una visión anti-clasicista del paganismo, desde un punto de vista cristiano. A lo largo de todo el poema, se dedica una estrofa a cada dios, afirmando que “han muerto”. La principal idea que se plasma en el poema es que debemos abandonar el paganismo, abrazando por fin el cristianismo para poder avanzar. Afirma que la inspiración divina es suficiente para crear, por lo que no necesitamos a las Musas. Se trata de una afrenta directa a la lírica griega. Incluso en la última estrofa del poema se establece que las historias que cuentan los poetas clásicos son falsas, y solo Dios es la verdad.

Frankenstein o El moderno Prometeo también sirvió de inspiración para El Gran Dios Pan. En ambas se trata el tema del conocimiento, y la responsabilidad que conlleva. Tanto Víctor Frankenstein como el Dr. Raymond anhelan conocer lo que ocurre cuando alteras la naturaleza, siendo el caso de Frankenstein crear vida y el de Raymond manipular el cerebro para conocer el mundo sobrenatural. En la obra de Machen, el Dr. Raymond realiza una incisión en el cerebro de Mary, aunque no da muchos detalles de cómo se podría reproducir el procedimiento. Todo este ocultismo se puede encontrar también en la obra de Mary Shelley, en la que Frankenstein no comparte su trabajo por miedo a que pueda ser replicado. Aunque ambos personajes lo hacen ver como una manera de protegerse del malvado mundo científico que roba trabajos ajenos y no da el suficiente reconocimiento a sus autores, es evidente que en ambos casos se trata de egocentrismo. Se presenta el personaje arquetípico de finales del siglo XVIII, el científico excéntrico con ideas revolucionarias, que se niega a dejar que otras personas interfieran en su trabajo por egoísmo y deseo de reconocimiento total. Tanto Frankenstein como Raymond representan la cara cruel del avance científico, en el que no se realizan experimentos por el bien común, sino por puro narcisismo.

 
Portada de la novela Frankenstein o El Moderno Prometeo de Mary Shelley.

Además, encontramos el tema de la responsabilidad del conocimiento. En ambas obras, los doctores llevan a cabo sus experimentos con éxito, aunque con ciertos matices que no contemplaban. En Frankenstein, el doctor consigue engendrar vida, pero no a un ser humano normal. La criatura tiene un aspecto monstruoso y una voz aterradora, por lo que Víctor lo abandona a su suerte. Aunque no ocurre lo mismo, en El Gran Dios Pan también podemos encontrar algo similar al abandono de la criatura. Nueve meses después del experimento, Mary da a luz a una niña a quien llaman Helen. Raymond, asustado y desconcertado por el nacimiento de la niña, se la entrega a un tal señor R. para que la custodie. En ningún momento el Dr. Raymond se preocupa por lo que le ocurre a Helen, y le pide a su cuidador que no le informe en ningún momento de lo que le ocurre, simplemente le envía el dinero suficiente para que la niña pueda vivir bien. En ambos casos podemos observar la falta de responsabilidad de los doctores, que no se hacen cargo de sus creaciones y simplemente huyen de ellas ignorando el peligro que suponen para la sociedad. Además, las criaturas comienzan a causar muerte y desgracias, en un principio siendo no intencionales. Sin embargo, a medida que el tiempo pasa se observa que las criaturas obtienen conciencia de sí mismos y debido a circunstancias exteriores y el rechazo total de sus creadores, comienzan a actuar malévolamente de manera intencional.

Interpretaciones

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Pandora, pintura al óleo de John William Waterhouse (1896).

Pan ha sido representado en la literatura desde el siglo XVI, aunque ha cobrado más importancia a partir del Romanticismo. Se le ha intentado atribuir el símbolo de unión entre el Clasicismo y el cristianismo. Podemos observar, por ejemplo, a Rubén Darío, durante el Modernismo, usando a Pan como síntesis entre ambos con “El Padre nuestro de Pan”.[12]​ La reinterpretación del mito de Pan ha traído consigo un intento de unir ambas corrientes.[13]​ En la obra de Machen se da una visión cristiana del dios, constituyendo lo que conocemos como el Anticristo. La simbología que se usa para representar a ambos es muy similar, con aspecto de macho cabrío y con la habilidad de conducir a la perdición a todo aquel que tenga contacto con él. Plutarco no describe la leyenda de la muerte del gran Pan como la muerte de Cristo, sino como la desaparición de los oráculos griegos. Eusebio de Cesarea[14]​ (263-339/40 d. C.) y Teodoreto de Ciro[15]​ (393-466), relacionaron a los dioses que se mencionan en la obra de Plutarco no como dioses, sino como demonios capaces de sobrepasar las capacidades divinas. En ese caso, la “muerte del dios Pan” conllevaría a la expulsión de Lucifer del Cielo, y por lo tanto el surgir de un mal capaz de corromper al ser humano. En la obra de Machen, Pan podría ser la representación de este mal, que se muestra al acecho acompañado de la figura de Helen, una especie de nexo entre el demonio y el mundo terrenal. Todas las víctimas de Pan en la novela tienen relación con Helen, la cual es representada como el mal personificado. Podemos observar que el papel de la mujer en esta obra tiene mucho que ver con la relación de perdición que se da en la religión cristiana. Podemos encontrar el tema de la mujer como origen del mal en el Antiguo Testamento con Eva y el fruto prohibido, aunque también en la tradición clásica. Los dos personajes que más lo ejemplifican son Helena de Troya, causante de la guerra tras su desaparición y Pandora, que liberó todos los males del mundo de la tinaja que los contenía. El personaje de Helen puede ser símbolo tanto del mal como de la tentación al pecado. Debido a esto, se puede interpretar que los personajes que desaparecen o fallecen a lo largo de la narrativa son víctimas de la tentación del Anticristo. También podemos tener en cuenta el hecho de que las personas que han tenido contacto con Helen, pero no han “visto a Pan” advierten a los demás personajes del peligro que conlleva relacionarse con Helen. Por ejemplo, el caso del señor Herbert, que arruinado por Helen le advierte a Clarke que no intente investigarla. Este personaje pudiera indicarnos a través de esta advertencia los peligros de caer en la tentación del diablo, por lo que sería más correcto abandonar esa idea y continuar viviendo según los preceptos de la religión. Teniendo en cuenta los valores cristianos que conforman la obra, es posible afirmar que constituya la moral anglicanista de la Inglaterra victoriana. Por lo tanto, El gran dios Pan puede ser una manera de representar el fuerte código de moral victoriana causado por la religión anglicana a través del terror sobrenatural con influencias clasicistas.

 
Fotografía de Friedrich Nietzsche.

La descripción de la mente humana que se muestra en El gran dios Pan se sintetiza con el concepto nietzscheano del consciente. El objetivo del experimento del doctor Raymond según sus palabras es “retirar el velo” entre el mundo físico y el espiritual. Esta dualidad del mundo que presenta Machen se puede apreciar también en la obra Sobre verdad y mentira en sentido extrasensorial[16]​ de Friedrich Nietzsche. Para este filósofo, se pueden comparar dos realidades del hombre o fuerzas de la naturaleza humana con dos figuras de la mitología griega: lo “apolíneo”, significando la armonía, paz, claridad, lógica y progreso y siendo atribuido al dios Apolo frente a lo “dionisíaco”, representando la embriaguez, el desorden, el caos, la emoción y el éxtasis, atribuido al dios Dioniso. Este era capaz de enajenar a sus seguidores durante las ceremonias que se celebraban en su honor (los ritos bacanales). Pan formaba parte de su séquito, y se relaciona con la capacidad de alterar la condición mental del individuo. Dioniso a través del vino y Pan infundiendo pánico en la mente. Si tomamos al personaje de Mary como ejemplo, esa barrera que Raymond quiere traspasar para que Mary pueda “ver a Pan”[17]​ se relacionaría con el yo consciente que describe Nietzsche, que nos lleva a actuar, mientras que su cuerpo constataría “la casa de la vida”.[18]​ Para Nietzsche, ese “velo” que oculta el consciente se basa en la civilización y subjetividad impuestos en el hombre. En la obra de Machen, el elemento que sirve como contacto con el consciente, por influencia de Frankenstein de Mary Shelley, en una intervención quirúrgica al igual que actúa el doctor Frankenstein. El deseo de alcanzar el consciente de la psique humana es sustituido en la obra por el elemento mítico que llaman “ver a Pan”. Sin embargo, aunque el doctor Raymond consigue con éxito que Mary conecte con su consciente, este no protege al individuo del impacto que tiene en ella misma, por lo que se vuelve completamente inestable al no haber podido contener el mundo dionisiaco al que se la ha expuesto. Por lo tanto, el terror que representa la obra puede ser interpretado como una metáfora del llamado “abismo dionisiaco”.[19]​ El hombre (en este caso Mary y las víctimas) no es capaz de soportar la asimilación del mundo espiritual de Pan y por lo tanto el consciente del individuo. El desbordamiento del “abismo dionisiaco” sobre la mente humana conlleva la ruptura con las ideas preconcebidas de sociedad y cultura que se instauran inconscientemente, momento que en la obra se representa con el fallecimiento de las víctimas de Helen Vaughn. Otra posible interpretación para El gran dios Pan supone la representación de la dualidad de la percepción “apolínea” y “dionisíaca” que busca la supuesta realidad bajo la superficie, siendo comparado con el pánico infundado de Pan a lo largo de la obra.[20]

Bibliografía

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Buisel de Sequeiros, María Delia, “El gran pan ha muerto. De Plutarco a las exègesis modernas”, Stylos, 7 (1998), pp. 83-112.

Grimmal, Pierre, Diccionario de Mitología Griega y Romana, 1(4), Barcelona: Paidós Ibérica, 1989.

Molina Foix, Juan Antonio, “Introducción”, en Arthur Machen, El gran dios Pan y otros relatos de terror sobrenatural, Madrid: Valdemar, 2022.

Valls Oyarzun, Eduardo, “Chambers of Consciousness and Houses of Life: Nietzschean Hermeneutics in Arthur Machen’s The Great God Pan”, Neophilologus, 107. 1 (2023), pp. 679–699. https://doi.org/10.1007/s11061-023-09777-6

Vélez García, Juan Ramón, “El gran dios Pan en la literatura de entresiglos”, Cartaphilus, 2 (2007), pp. 175-183.

Enlaces externos

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A Musical Instrument (Elizabeth Barret Browning): https://www.poetryfoundation.org/poems/43729/a-musical-instrument

A Nympholet (Algernon Charles Swinburne): https://www.poetrynook.com/poem/nympholept-2

De Defectu Oraculorum (Plutarco): https://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A2008.01.0252%3Asection%3D17 (texto en inglés)

De Defectu Oraculorum (Plutarco): https://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A2008.01.0250%3Asection%3D17 (texto en griego)

El Padre Nuestro de Pan (Rubén Darío): https://es.wikisource.org/wiki/El_Padre_Nuestro_de_pan

The Dead Pan (Elizabeth Barret Browning): http://ebbarchive.org/poems/the_dead_pan.php

Referencias

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  1. J., Ramón (2007). «El Dios Pan en la literatura de entre siglos». El Dios Pan en la literatura de entre siglos. PDF. Consultado el 29 de septiembre de 2016. 
  2. Machen, Arthur (s/f). «El gran dios Pan». El gran dios Pan. Ediciones La Cueva. Archivado desde el original el 2 de octubre de 2016. Consultado el 27 de septiembre de 2016. 
  3. Grimal 1989, pp. 402-403.
  4. Grimal 1989, pp. 402-403.
  5. Grimal 1989, pp. 229-233.
  6. Grimmal 1989, p. 361.
  7. Plutarco, De defectu oraculorum, 17.
  8. Buisel de Sequeiros 1998, pp. 7-10.
  9. Elizabeth Barret Browning. «A Musical Instrument». 
  10. Algernon Charles Swinburne. «A Nympholet». 
  11. Elizabeth Barret Browning. «The Dead Pan». 
  12. Vélez García 2007, pp. 175-176.
  13. Vélez García 2007, p. 178.
  14. Buisel de Sequeiros 1998, pp. 12-13.
  15. Buisel de Sequeiros 1998, pp. 14-15.
  16. Valls Oyarzun 2023, p. 1.
  17. Valls Oyarzun 2023, p. 8.
  18. Valls Oyarzun 2023, p. 7.
  19. Valls Oyarzun 2023, pp. 6-7.
  20. Molina Foix, 2022, p. 11.