Bilis

fluido secretado por el hígado de la mayoría de los vertebrados que interviene en la digestión
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La bilis (del latín bilis)[1]​ o hiel[2]​ es una secreción líquida amarillenta, amarronada o de color verde oliva y de sabor amargo producida continuamente por el hígado y almacenada y concentrada en la vesícula biliar de muchos vertebrados. Interviene en los procesos de digestión funcionando como emulsionante de los ácidos grasos. Está compuesta mayormente por agua más sales biliares, proteínas, colesterol y hormonas.[3]

Bilis

Biopsia de un hígado, donde se distingue la bilis (zonas amarillentas).
Producido por hígado

Composición

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La composición de la bilis hepática es

Los dos pigmentos principales de la bilis son la bilirrubina (que es amarilla) y su forma oxidada, la biliverdina (que es verde). Cuando se mezclan, son responsables del color marrón de las heces.[6]

Los seres humanos adultos producen alrededor de 400 a 800 mililitros de bilis por día.[7]

Contenido electrolítico[8]
ion parte
Na+ 130-165 mmol/l
K+ 3-12 mmol/l
Cl 90-120 mmol/l
HCO3 30 mmol/l
pH 8,0-8,5

Funciones fisiológicas de la bilis

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La bilis actúa en cierta medida como un tensioactivo, ayudando a emulsionar los lípidos de los alimentos. Los aniones de sales biliares son hidrófilos por un lado e hidrófobos por el otro; en consecuencia, tienden a agregarse alrededor de gotas de lípidos (triglicéridos y fosfolípidos) para formar micelas, con los lados hidrofóbicos hacia la grasa y los lados hidrofílicos hacia afuera. Los lados hidrófilos están cargados negativamente y esta carga evita que las gotas de grasa recubiertas de bilis se vuelvan a congregar en partículas de grasa más grandes. Por lo general, las micelas del duodeno tienen un diámetro de alrededor de 1 a 50 micras en humanos.[9]

 
Acción de las sales biliares en la digestión.

La dispersión de la grasa de los alimentos en las micelas proporciona un área de superficie mucho mayor para la acción de la enzima lipasa pancreática, la cual digiere los triglicéridos y puede alcanzar el núcleo graso a través de los espacios entre las sales biliares.[10]

Un triglicérido se descompone en dos ácidos grasos y un monoglicérido, que son absorbidos por las vellosidades de las paredes del intestino. Después de ser transferidos a través de la membrana intestinal, los ácidos grasos se reforman en triglicéridos (reesterificados), antes de ser absorbidos por el sistema linfático a través de los conductos lacteales. Sin las sales biliares, la mayoría de los lípidos de los alimentos se excretarían en las heces, sin digerir.[11]

Dado que la bilis aumenta la absorción de grasas, es una parte importante de la absorción de las sustancias liposolubles, como las vitaminas A, D, E y K.[12]

Además de su función digestiva, la bilis sirve también como vía de excreción de bilirrubina, un subproducto de los glóbulos rojos reciclados por el hígado. La bilirrubina se deriva de la hemoglobina por glucuronidación.[12]

La bilis tiende a ser alcalina en promedio. El pH de la bilis de conductos comunes (7,50 a 8,05) es más alto que el de la bilis de la vesícula biliar correspondiente (6,80 a 7,65). La bilis en la vesícula biliar se vuelve más ácida cuanto más tiempo pasa una persona sin comer, aunque el descanso ralentiza esta caída del pH.[13]

Como álcali, también tiene la función de neutralizar el exceso de ácido estomacal antes de que este ingrese al duodeno, la primera sección del intestino delgado. Las sales biliares también actúan como bactericidas, destruyendo muchos de los microbios que puedan estar presentes en los alimentos.[14]

Significancia clínica

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En ausencia de bilis, las grasas se vuelven indigeribles y, en cambio, se excretan en las heces, provocando una condición llamada esteatorrea. En este caso las heces carecen de su característico color marrón y en cambio son blancas o grises y grasosas.[15]

La esteatorrea puede conducir a deficiencias en ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles.[16]

Además, más allá del intestino delgado (que normalmente es responsable de absorber la grasa de los alimentos), el tracto gastrointestinal y la flora intestinal no están adaptados para procesar las grasas, por lo que su presencia en el intestino grueso genera problemas.[17]

El colesterol contenido en la bilis ocasionalmente se acumulará en bultos en la vesícula biliar, formando cálculos biliares. Los cálculos biliares de colesterol generalmente se tratan mediante la extirpación quirúrgica de la vesícula biliar. Sin embargo, a veces se pueden disolver aumentando la concentración de ciertos ácidos biliares naturales, como el ácido quenodesoxicólico y el ácido ursodesoxicólico.[18][19]

Cuando una persona experimenta vómitos repetidos con el estómago vacío, el vómito puede presentar un color verde o amarillo oscuro y ser amargo. El componente amargo y verdoso puede ser bilis o jugos digestivos normales que se originan en el estómago.[20]

La bilis puede ser forzada hacia el estómago como consecuencia de una válvula debilitada (píloro), la presencia de ciertas drogas, incluido el alcohol, o fuertes contracciones musculares y espasmos duodenales. Esto se conoce como reflujo biliar.[21]

Obstrucciones

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Una obstrucción biliar se refiere a las condiciones en las cuales los conductos biliares que transportan la bilis desde la vesícula biliar o el hígado al duodeno se obstruyen. El bloqueo de la bilis puede causar una acumulación de bilirrubina en el torrente sanguíneo, lo que puede provocar ictericia.

Existen varias causas potenciales para las obstrucciones biliares, incluidos cálculos biliares, cáncer, traumatismos, quistes de colédoco u otras causas benignas como el estrechamiento de los conductos biliares.[22][23]

Sociedad y cultura

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Medicina antigua

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En las teorías médicas predominantes en Occidente desde la Antigüedad clásica hasta la Edad Media, se creía que la salud del cuerpo dependía del equilibrio de cuatro "humores" o fluidos vitales, dos de los cuales estaban relacionados con la bilis: la "bilis amarilla" y "bilis negra". Se cree que estos "humores" tienen su origen en la apariencia de la sangre tras una prueba de sedimentación sanguínea realizada al aire libre, que muestra un coágulo oscuro en el fondo ("bilis negra"), una capa de eritrocitos no coagulados ("sangre"), un capa de glóbulos blancos ("flema") y una capa de suero amarillo claro ("bilis amarilla").[24]

Se pensaba que los excesos de bilis negra y bilis amarilla producían depresión y agresión, respectivamente, y los nombres griegos para ellos dieron lugar a las palabras «cólera» (del griego χολή kholē, "bilis") y «melancolía». En el primero de esos sentidos, las mismas teorías explican la derivación de la palabra inglesa bilious (de bilis), el significado de gall en inglés como ‘exasperación’ o ‘impudence’, y la palabra latina cholera, derivada del griego kholé, que pasó a algunas lenguas romances como palabras que connotan ira, como colère (en francés) y cólera (en español).[25]

Jabón

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El jabón se puede mezclar con bilis de mamíferos, como la hiel de buey. Esta mezcla, llamada jabón de bilis[26]​ o jabón de hiel, se puede aplicar a los textiles unas horas antes del lavado como método tradicional y efectivo para eliminar varios tipos de manchas difíciles.[27]

Alimentos

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"Pinapaitan" es un plato de la cocina filipina que utiliza la bilis como saborizante. Otras áreas donde la bilis se usa comúnmente como ingrediente para cocinar incluyen Laos y el norte de Tailandia.[28]

En regiones donde los productos de bilis son un ingrediente popular en la medicina tradicional, el uso de osos para el cultivo de bilis se ha generalizado. Esta práctica ha sido condenada por activistas y algunas compañías farmacéuticas han desarrollado alternativas sintéticas (no ursinas).[29]

Véase también

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Referencias

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  1. Real Academia Española. «bilis». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  2. «hiel». DRAE. Consultado el 23 de julio de 2014.
  3. «Definición.de». Consultado el 3 de agosto de 2017. 
  4. Barrett, Kim E. (2012). Ganong's review of medical physiology. (24th edición). New York: McGraw-Hill Medical. p. 512. ISBN 978-0-07-178003-2. 
  5. Guyton and Hall (2011). Textbook of Medical Physiology. U.S.: Saunders Elsevier. p. 784. ISBN 978-1-4160-4574-8. 
  6. «bile pigments». Oxford Reference (en inglés). doi:10.1093/oi/authority.20110803095505664. Consultado el 12 de diciembre de 2021. 
  7. «Secretion of Bile and the Role of Bile Acids In Digestion». www.vivo.colostate.edu. Consultado el 12 de diciembre de 2021. 
  8. Petrides, Petro E. (1998). Biochemie und Pathobiochemie mit 233 Tabellen (6., korrigierte Aufl edición). ISBN 978-3-540-64350-0. OCLC 263917211. Consultado el 13 de diciembre de 2021. 
  9. Dickinson, Eric; Leser, Martin E. (31 de octubre de 2007). Food Colloids: Self-Assembly and Material Science (en inglés). Royal Society of Chemistry. p. 22. ISBN 978-1-84755-769-8. 
  10. Lowe, Mark E. (1 de diciembre de 2002). «The triglyceride lipases of the pancreas». Journal of Lipid Research (en inglés) 43 (12): 2007-2016. ISSN 0022-2275. PMID 12454260. doi:10.1194/jlr.R200012-JLR200. 
  11. Starr, Cecie (20 de septiembre de 2007). Biology: Concepts and Applications (en inglés). Cengage Learning. p. 650. ISBN 978-0-495-11981-4. 
  12. a b «Secretion of bile and the role of bile acids in digestion». www.vivo.colostate.edu (en inglés). Consultado el 9 de abril de 2018. 
  13. Sutor, D. June (1976). «Diurnal Variations in the pH of Pathological Gallbladder Bile». Gut 17 (12): 971-974. PMC 1411240. PMID 14056. doi:10.1136/gut.17.12.971. 
  14. Merritt, M. E.; Donaldson, J. R. (17 de septiembre de 2009). «Effect of bile salts on the DNA and membrane integrity of enteric bacteria». Journal of Medical Microbiology 58 (12): 1533-1541. ISSN 0022-2615. PMID 19762477. doi:10.1099/jmm.0.014092-0. 
  15. «Extra domains in secondary transport carriers and channel proteins». Biochim. Biophys. Acta 1758 (10): 1557-79. 2006. PMID 16905115. doi:10.1016/j.bbamem.2006.06.018. 
  16. Azer, Samy A.; Sankararaman, Senthilkumar (2019), «Steatorrhea», StatPearls (StatPearls Publishing), PMID 31082099, consultado el 20 de enero de 2020 .
  17. Gorbach, Sherwood L. (1 de junio de 1971). «Intestinal Microflora». Gastroenterology (en inglés) 60 (6): 1110-1129. ISSN 0016-5085. PMID 4933894. doi:10.1016/S0016-5085(71)80039-2. 
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  19. Guarino, Michele Pier Luc a; Cocca, Silvia; Altomare, Annamaria; Emerenziani, Sara; Cicala, Michele (21 de agosto de 2013). «Ursodeoxycholic acid therapy in gallbladder disease, a story not yet completed». World Journal of Gastroenterology 19 (31): 5029-5034. ISSN 1007-9327. PMC 3746374. PMID 23964136. doi:10.3748/wjg.v19.i31.5029. 
  20. Choices, NHS. «Nausea and vomiting in adults - NHS Choices». www.nhs.uk. Consultado el 5 de junio de 2016. 
  21. Iacobuzio-Donahue, Christine A.; Montgomery, Elizabeth A. (6 de junio de 2011). Gastrointestinal and Liver Pathology E-Book: A Volume in the Series: Foundations in Diagnostic Pathology (en inglés). Elsevier Health Sciences. p. 71. ISBN 978-1-4557-1193-2. 
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  25. Boddice, Rob (2017). Pain: A Very Short Introduction (en inglés). Oxford University Press. p. 10. ISBN 978-0-19-873856-5. 
  26. Newton, W. (1837). «The invention of certain improvements in the manufacture of soap, which will be particularly applicable to the felting of woollen cloths.». The London Journal of Arts and Sciences; and Repertory of Patent Inventions IX: 289. Consultado el 8 de febrero de 2007. 
  27. Martin, Geoffrey (1951). The Modern Soap and Detergent Industry: The manufacture of special soaps and detergent compositions (en inglés). Technical Press. p. 15. 
  28. «Pinapaitan - Ang Sarap». Ang Sarap (A Tagalog word for "It's Delicious"). 13 de agosto de 2013. Consultado el 5 de junio de 2016. 
  29. Hance, J. (2015). «Is the end of 'house of horror' bear bile factories in sight?». 

Enlaces externos

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