Abocinamiento

ensanchamiento de puerta o ventana hacia el lado exterior o interior de la pared en forma de trompeta o bocina

Un abocinamiento es la forma que adopta un elemento cuando se asemeja a una bocina o trompeta, es decir, cuando su anchura aumenta o disminuye progresivamente.[1]

Abocinamiento del Monasterio de Armenteira.
Portada abocinada de la catedral de Estrasburgo

En arquitectura, es una de las formas más comunes de perforar huecos, puertas y ventanas, en muros de espesor considerable, tanto ensanchando hacia el interior como al exterior del edificio. Se hace así para mejorar la difusión de la luz en el interior, para ampliar el paso o para permitir defender huecos estrechos aumentando el campo de tiro —saeteras o troneras. El efecto visual que se consigue en el lado más ancho es el agrandamiento del vano. En huecos rectangulares, configuradas superiormente por un dintel (horizontal) o un arco, lateralmente por dos jambas e inferiormente por el umbral, el ensanchamiento afectar solo a las jambas o a los cuatro lados; puede ser hacia el interior (frecuente en la construcción de gruesos muros hasta el siglo XX) o al exterior (característico de las construcciones antiguas); puede ser cóncavo, si el abocinamiento aparece tallado horizontalmente, ovalado, siguiendo una porción de círculo, o con resaltes cuando está compuesto por elementos verticales alineados con pequeños rebajes en profundidad.


En algunos estilos medievales, como el románico y el gótico, se ha usado para disponer las portadas, ensanchando una puerta hacia el lado exterior[1]​ de forma que invite a entrar al visitante y lo hago visualmente más grande. Fue ganando cada vez más protagonismo y en las jambas se dispusieron complejos programas iconográficos. Las primeras figuras que estaban firmemente conectadas a la estructura del soporte y, que por ello se denominan estatuas columnares, se crearon antes de 1140 para la fachada oeste de estilo gótico temprano de la antigua iglesia abacial de Saint-Denis (Seine-Saint-Denis). Se perdieron en el siglo XVIII. Se encuentran figuras similares en los portales occidentales (1145/55) de la catedral de Chartres.[2]​ A partir del siglo XIII, especialmente en los portales de las iglesias, las estatuas de los pilares se convirtieron en figuras redondas independientes que se erguían libremente.[3]

Véase también

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Referencias

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  1. a b http://www.parro.com.ar/definicion-de-abocinamiento
  2. Johannes Jahn, Wolfgang Haubenreißer: Wörterbuch der Kunst (= Kröners Taschenausgabe. Band 165). 10., durchgesehene und erweiterte Auflage. Kröner, Stuttgart 1983, ISBN 3-520-16510-4, S. 270.
  3. Georges Duby, Jean-Luc Duval: La Sculpture. De l'antiquité au moyen âge. Du VIIIe siècle avant J.-C. au XVe siècle. Deuxième partie: Le grand art du moyen-âge, du Ve au XVe siècle. Bénédikt Taschen Verlag, Köln u. a. 1999, ISBN 3-8228-7102-8, S. 350.