Agno de Zaragoza

beato Aragonés

El beato Agno nació en Gallur, provincia de Zaragoza en 1190 y falleció en Zaragoza, en 1260.

Beato Agno de Zaragoza
Información personal
Nombre de nacimiento Lope Fernando de Ayn
Nacimiento 1190 Ver y modificar los datos en Wikidata
Gallur
Fallecimiento 1260 Ver y modificar los datos en Wikidata
Zaragoza
Sepultura Convento de San Francisco (Zaragoza) Ver y modificar los datos en Wikidata
Religión Iglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Misionero, sacerdote católico y obispo católico Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados Canónigo de Iglesia de Santa María la Mayor Ver y modificar los datos en Wikidata
Información religiosa
Beatificación por Inocencio VI
Festividad 14 de marzo
Venerado en Iglesia Católica
Orden religiosa Orden Franciscana Ver y modificar los datos en Wikidata

El nombre real de este beato era Lope Fernando de Ayn. El sobrenombre le fue impuesto por el papa Inocencio VI en distinción a su bondad.

Fue canónigo y superior de el Pilar de Zaragoza, y el primer aragonés que ingreso en la Orden de San Francisco.

Comisionado en Roma, se hizo admirar por su predicación, por lo cual fue nombrado obispo de Marruecos y legado apostólico en esta parte de África. En Marruecos estableció la sede episcopal y fue admirado por el mismo soberano musulmán por su generosidad y desinterés.En 1255 fue comisionado como legado pontificio por el papa Alejandro IV para delimitar el obispado de Cartagena y de otras dos sedes peninsulares, cuyas tierras habían sido arrebatadas a los musulmanes.

Volvió a Roma con el fin de obtener ayudar para su labor misionera y obtuvo permiso para peregrinar a Tierra Santa. Al volver de allí, en 1255, Alejandro IV le encargó, en calidad de legado, delimitar los límites de la diócesis de Cartagena y de otros dos nuevos obispados, creados en tierras conquistadas a los musulmanes. Hacia el final de su vida volvió a Zaragoza, al convento de los frailes menores.

Murió en 1260, siendo enterrado en el mismo convento. En 1286, cuando los franciscanos se trasladaron de convento, exhumaron el cuerpo y lo llevaron al nuevo, enterrándolo en la iglesia, al lado del Evangelio situado en el altar mayor. El convento y los restos desaparecieron en 1809, destruidos por el ejército francés.

Se conservan algunas cartas sobre el apostolado en África y algunos sermones, en español, latín y árabe.