Alfarería en la provincia de Soria
La alfarería en la provincia de Soria (España), con un precedente que el tesoro arqueológico de la zona data con anterioridad a la cultura de los pueblos ibéricos,[1][2] desarrolló desde el siglo XIII una industria artesanal de tipo familiar. Como producción para "cubrir las necesidades de las faenas diarias", era de carácter utilitario y funcional, tosca factura y escasa o nula tecnología.[3] En 1994, la Diputación provincial organizó en el Palacio de la Audiencia una exposición con fondos del Museo Numantino de la capital soriana, en un intento por recuperar y valorar la alfarería de la zona.[4]
Historia
editarAdemás del abundante material arqueológico de restos de cerámica hallados en la región,[5] ya en el siglo XVIII puede documentarse reiterada referencia en el Catastro de Ensenada (1752) y en las Memorias políticas y económicas de Eugenio Larruga (1792). Asimismo, en el siglo XIX se anotan localizaciones alfareras en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico (1846-1850) de Pascual Madoz.
Alfares recuperados
editarLos trabajos de campo realizados en la zona entre 1960 y 1978 por etnólogos alemanes con Natacha Seseña como joven guía, permiten observan que la alfarería soriana, extinguida en la práctica hacia la mitad del siglo XX sucumbiendo ante el progreso y la emigración rural, inició un tímido proceso de recuperación a partir de iniciativas aisladas de carácter personal. Quizá el ejemplo más patente lo encarne el alfarero autodidacta Evelio Arnanz Modrego, instalado en Quintana Redonda en la década de 1980.[2][6][nota 1]
Alfares más importantes
editarCon Tajueco y Quintana Redonda como focos alfareros de más personalidad y a la cabeza de la producción,[7][8] completan el mapa de los alfares sorianos un puñado de localidades. He aquí las mejor documentadas:
Ciudad de fusión de las tres culturas (árabe, judía y cristiana), en unas excavaciones hechas en 1983 confirmó esta herencia en la obra de artesanos de los siglos XVIII, XIX y XX, con una producción similar a la de otros centros alfareros de tradición en la vecina provincia de Zaragoza, como Alhama de Aragón y Villafeliche. Algunas de las piezas rescatadas presentaban un vidriado melado (jarras, ollas, caloríferos, cántaros, escurrideras y orzas). En el Catastro de Ensenada se citan cinco "olleros" en el antiguo barrio árabe.[4]
Tuvo fama esta villa por sus cazuelas de barro de "asas triples",[9] con decoración de ondas y puntos en violeta negruzco o marrón oscuro. Del siglo XVIII quedan también referencias de una industria de loza blanca con decoración vegetal (flores) en vajillas talaveras y ollas vidriadas.
Este enclave cercano a la capital soriana ha dejado noticia de una industria, ya perdida, de "olleros" cuya producción abastecía, además de a la provincia, a municipios importantes como Calatayud (Zaragoza) y Sigüenza (Guadalajara).
Mencionado como foco alfarero también por Ensenada, se fabricó alfarería de agua y fuego. El trabajo de campo del Equipo Adobe llegó a documentar un último alfarero (productor en otras piezas de unas ollas similares a las de Tajueco) en la segunda mitad del siglo xx.[10][4]
Diversos museos arqueológicos, entre ellos el Museo de Nacional de Antropología, conservan restos de una actividad alfarera anterior a la cultura de los Íberos, eco quizá del enclave numantino.[1] También se cita esta industria en el Catastro del Marqués de la Ensenada, publicado en 1752, aunque existen referencias documentales desde 1515.[2]
Esta localidad, enclavada en el corazón geográfico de la provincia, dispone de un museo y centro cultural dedicados a la alfarería y la cerámica de la región.[11]
Además de su producción alfarera anterior, escasamente documentada, quedan referencias cruzadas del establecimiento en esta localidad a finales del siglo XIX de miembros de la familia Almazán, Clemente y/o Pedro, alfareros de Tajueco. Tras la Guerra Civil tuvo importante producción de tiestos resineros,[9] como en otras zonas de pinares de la vecina provincia de Guadalajara.
De las investigaciones y monografías dedicadas a Tajueco como foco alfarero, se da el dato de que ya en 1518 aparece como “ome bueno” (hombre bueno) Sebastián “el ollero”, vecino del pueblo. Asimismo, entre los más de quince mil objetos expuestos en el Museo del Pueblo Español en El Burgo de Osma, la profesora Nieves de Hoyos cita las siguientes piezas procedentes de los alfares de Tajueco: "un jarro con una asa por arriba, una cazuela con tapa, un plato de barro sin bañar, un cántaro, una cazuela con dos asas, un calorífero bañado en verde y una cantarilla para aceite con un asa, de barro, sin bañar (piezas que se encuentran en dicho Museo con anterioridad a julio de 1936)".
Aunque la Guía de los alfares de España publicada en 1975 por dos expertos profesores alemanes con la ayuda local de Natacha Seseña solo menciona la actividad de dos miembros de la familia Mínguez, posteriores estudios de la propia Seseña o de eruditos sorianos como Avelino Hernández destacan la presencia en Tajueco del alfarero Máximo Almazán, eje familiar de una saga alfarera, también conocido como el Cacharrero, mote que refuerza la copla que aun recuerdan los narradores orales de la zona:[12][nota 2]
- "Aquí tropezó y cayó
- el burro del cacharrero
- y fueron a dar por saco
- las cazuelas y pucheros".[13]
En Tajueco trabajaron en la década de 1950 hasta cuarenta familias, produciendo alfarería vidriada para cocinar y vasijas de la cultura específica de la matanza del cerdo.[14] También se hicieron "orzas y pucheros con cordoncillos excisos", similares a las fabricadas en La Rioja y Aragón.[15] Son típicas en sus talleres las cacerolas conocidas como peronas y de trípode, y unos curiosos botijos llamados campanarios y de arcos. Se completaba la producción con "caloríferos", juguetes y platos de vajilla.[nota 3]
- A estos pueblos con historial alfarero habría que añadir los de Matamala, Dévanos, Berlanga de Duero, Langa de Duero, Medinaceli, Vozmediano y los despoblados de Tardarejos y Torderón.[4]
Notas
editar- ↑ Natacha Seseña publicó en 1997 el texto de una carta que le envió Evelio Arnanz en 1985, y en cuyas páginas puede leerse:
"...he nacido en este pueblo y he vivido aquí siempre... he trabajado en el monte, en la madera, pero siempre estaba en mi cabeza la idea de recuperar la alfarería de mi pueblo que lleva extinguida 18 años, y que vi trabajar a mis tíos, abuelos y otros antepasados. En el año 82 construí un horno de leña de forma 'romana' y comencé a aprender de forma autodidacta e intensiva el trabajo del torno"... (y así, en el siguiente año) "asistí a la Feria de Artesanía de Segovia con mis primeras y toscas piezas... Hoy ya hago todas las piezas tradicionales de Quintana siguiendo su forma y su color negro plata, el famoso cántaro hecho de una pieza, los botijos (de pitorro y planchona), cantarillas, volviendo a actualizar el dicho tan conocido en la comarca.
- De Quintana Redonda los cantareros,
- que de la tierra colorada hacen cántaros negros."
- ↑ Desde febrero de 1979, el Museo Numantino de Soria posee una colección de ciento cincuenta y nueve piezas realizadas por Máximo Almazán Romero, objeto de un estudio monográfico.
- ↑ Añade Seseña el dato técnico de que el barro se extraía de los pinares, y se mezclaba con tierra blanca del vecino pueblo de Galapagares.
Referencias
editar- ↑ a b Taracena, 1973, pp. 52-57.
- ↑ a b c Seseña, 1997, p. 153.
- ↑ Hernández, 1986, p. 131.
- ↑ a b c d Seseña, 1997, p. 152.
- ↑ Blas Taracena: Carta Arqueológica; Soria (1941).
- ↑ Hernández, 1986, p. 135.
- ↑ Vossen, 1997, p. 223.
- ↑ Estudio de María Isabel de Azcárraga y Serafín Rodríguez-Limón: "La alfarería en Tajueco y Quintana Redonda" Consultado en marzo de 2015
- ↑ a b Seseña, 1997, p. 154.
- ↑ Equipo Adobe, 1980, p. 152.
- ↑ Centro temático de la cerámica tradicional Consultado en marzo de 2015
- ↑ . «Alfarería de Tajueco (tags en Soriaymas)». Consultado el 1 de marzo de 2015.
- ↑ Hernández, 1986, p. 134.
- ↑ Sala dedicada a la alfarería de Tajueco en el Centro temático de la cerámica tradicional instalado en Quintana Redonda. Consultado en marzo de 2015
- ↑ Seseña, 1997, p. 155.
Bibliografía
editar- Domingo Sanz y Severiano Delgado (1980). Alfarería extinguida de Soria, Segovia y Ávila (en español). Madrid.
- Seseña, Natacha (1976). Barros y lozas de España (en español). Madrid, Prensa Española. p. 43. ISBN 84-2870-402-3.
- Seseña, Natacha (1997). Cacharrería popular (en español). Madrid: Alianza Editorial. pp. 152-155. ISBN 84-206-4255-X.
- Taracena, Blas (1973). Guía artística de Soria y su provincia (en español) (4ª edición). Madrid: Eosgraf. ISBN 8440061978.
- Hernández, Avelino (1986). Soria, donde la vieja Castilla se acaba (en español). Almazán: Ingrabel. pp. 131-136. ISBN 9788415767145.
- Vossen, Rüdiger; Seseña, Natacha; Köpke, Wulf (1975). Guía de los alfares de España (en español). Madrid, Editora Nacional. p. 223. ISBN 84-276-1293-1.
- Useros Cortés, Carmina; Belmonte Useros, Pilar (2005). Museo de cerámica nacional. Piezas de alfarería de toda España (en español). Albacete, Museo de Cerámica Nacional. Chinchilla de Montearagón. p. 166. ISBN 84-609-5626-1.
Enlaces externos
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