Antonio Pigafetta

explorador y cronista italiano del siglo XVI

Antonio Pigafetta o de Pigafetta (Vicenza, Italia, c. 1480 - ib., c. 1534[4]​) fue un noble italiano del Renacimiento que se desempeñó como explorador, geógrafo y cronista al servicio de la República de Venecia. Fue caballero de la Orden de San Juan.[5]

Antonio Pigafetta

Retrato descrito tradicionalmente como de Antonio Pigafetta. Se trata en realidad de otro miembro de la familia Pigafetta.[2]
Información personal
Otros nombres Antonio Lombardo[1]
Nacimiento c. 1480
Vicenza, Italia
Fallecimiento c. 1534
ibidem (54 años)
Residencia Vicenza
Nacionalidad veneciana
Religión Católico
Familia
Padres Giovanni Antonino Pigafetta[3]
Familiares Felipe Pigafetta
Información profesional
Ocupación Explorador y escritor Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activo desde 1500
Obras notables Relación del primer viaje alrededor del mundo
Distinciones

Al acompañar a Francesco Chiericati se trasladó a España en 1518. Allí tomó parte en la expedición de Magallanes, que culminaría con la primera circunnavegación del globo en 1522, realizada a bordo de la nao Victoria, única que regresó a España. Pigafetta fue uno de los 18 hombres que sobrevivieron al viaje y volvieron en la nao, de los 265 de la tripulación inicial.[6]

Su relato de los hechos se titula Relación del primer viaje alrededor del mundo (1524), también conocido como la Relación de Pigafetta. Este relato es la fuente principal de información sobre el viaje de Magallanes y Elcano, y de la propia vida de Pigafetta. Por primera vez un europeo relataba el descubrimiento del estrecho de Magallanes, donde se constataba el paso navegable al océano Pacífico (masa de agua conocida desde 1513 por Vasco Núñez de Balboa, que la llamó «mar del Sur»), la Patagonia o el primer documento disponible acerca del idioma cebuano de Filipinas.

Un miembro de su familia, Filippo Pigafetta (1533-1604), viajó a África en el siglo XVI y fue conocido por su libro sobre su viaje al Congo.

Biografía

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Primeros años

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Pigafetta, que se describe a sí mismo en su libro como un gentilhombre vicentino[7]​ pertenecía a una rica familia de Vicenza, en la República de Venecia. Nació entre 1480 y 1491. De su vida se conoce poco y ese poco con inseguridades. Sí se sabe que su padre fue Giovanni Antonino Pigafetta. Aunque se desconoce quién fue su madre, está documentado que Giovanni Antonio tuvo relaciones con tres mujeres al menos, primero con Castellana Terrenato da Caltrano, después con Lucia Muzan da Malo y más tarde con Angela dalla Zoga.[3]​ Probablemente tuvo buena salud y fue robusto, siendo uno de los pocos supervivientes que logró dar la primera vuelta al mundo.

Se dice que era conocido desde su juventud por sus estudios en astronomía, geografía y cartografía, conociendo el astrolabio o el uso del imán como brújula.[8]​ Perfeccionó su educación en la universidad al servicio del jerarca católico Francesco Chiericati, alto cargo en Roma del papa León X. Estudió conocimientos generales y probablemente francés.[7]

 
Palacio Pigafetta en Vicenza.[9]

Hacia 1518 acompañó al nuncio apostólico Chiericati a España, donde fue presentado al emperador Carlos I. Posteriormente se instaló en Barcelona.

Viaje de circunnavegación

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Pigafetta ya en España, conoció el proyecto del navegante portugués Fernando de Magallanes de abrir una ruta hacia las Indias y se interesó en él. El portugués ya había fracasado al exponer sus propósitos al rey de Portugal y decidió ir a España para presentar su audaz proyecto al joven rey Carlos I, quien aceptó. La intención era encontrar un paso marítimo hacia los territorios de las Indias Orientales y buscar el camino que, recorriendo siempre mares castellanos (según el Tratado de Tordesillas), llegase a las islas de las Especias (las Molucas), lo que era la llamada ruta hacia el oeste. Algo que ya había buscado Cristóbal Colón sin éxito.

Pigafetta era un hombre imbuido en el Renacimiento, el humanismo y en conseguir la gloria. Era la época del descubrimiento de América, con los viajes de Cristóbal Colón, Américo Vespucio y Vasco de Gama, y él mismo escribe:

En el año de 1519 me hallaba en España en la corte de Carlos V, Rey de romanos, en compañía de Monseñor Chericato, Protonotario Apostólico entonces y predicador del Papa León X, de santa memoria, quien por sus méritos fue elevado a la dignidad de Obispo y Príncipe de Teramo. Ahora bien, como por los libros que había leído y por las conversaciones que había sostenido con los sabios que frecuentaban la casa de este prelado, sabía que navegando en el Océano se observan cosas admirables, determiné de cerciorarme por mis propios ojos de la verdad de todo lo que se contaba, a fin de poder hacer a los demás la relación de mi viaje, tanto para entretenerlos como para serles útil y crearme, a la vez, un nombre que llegase a la posteridad.
A. Pigafetta[7]

Provisto de cartas de recomendación, fue a Málaga en barco y a Sevilla por tierra, donde esperó tres meses antes de que la escuadra estuviese en situación de partir. La flota estaba compuesta por cinco naos y más de doscientos hombres. Fue admitido a bordo como supernumerario, puesto destinado normalmente a jóvenes de familia noble enrolados como voluntarios en busca de aventuras o experiencia militar. Su nombre quedó registrado como «Antonio Lombardo», «Antonio de Lombardía», destinado a la nao Trinidad, capitaneada por Magallanes.[1]​ Pese a dificultades iniciales con Magallanes, consiguió ganar su confianza y le sirvió como lenguaraz y cartógrafo.

 
Mapa del primer viaje de circunnavegación mundial, con salida y llegada en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), España.

La expedición llegó a la desembocadura del río de la Plata con gran cuidado, luego bordeó las costas bajas de la Patagonia, examinó todas las bahías, creyendo siempre encontrar el estrecho tan deseado. El 18 de octubre llegó a la entrada del estrecho.[10]​ Tres semanas después, Magallanes anotaba la presencia del «cabo Deseado»,[11]​ que señalaba el extremo del camino, y bogaba por el océano Pacífico, siendo así los primeros en encontrar el camino de las Indias por occidente.

 
El estrecho de Magallanes según Pigafetta, ed. Amoretti, 1800.

Las penurias del viaje por el Pacífico están relatadas con violento realismo:

Miércoles 28 de noviembre, desembocamos por el Estrecho para entrar en el gran mar, al que dimos en seguida el nombre de Pacífico, y en el cual navegamos durante el espacio de tres meses y veinte días, sin probar ni un alimento fresco. El bizcocho que comíamos ya no era pan, sino un polvo mezclado de gusanos que habían devorado toda su sustancia, y que además tenía un hedor insoportable por hallarse impregnado de orines de rata. El agua que nos veíamos obligados a beber estaba igualmente podrida y hedionda. Para no morirnos de hambre, nos vimos aun obligados a comer pedazos de cuero de vaca con que se había forrado la gran verga para evitar que la madera destruyera las cuerdas. Este cuero, siempre expuesto al agua, al sol y a los vientos, estaba tan duro que era necesario sumergirlo durante cuatro o cinco días en el mar para ablandarlo un poco; para comerlo lo poníamos en seguida sobre las brasas. A menudo aun estábamos reducidos a alimentarnos de serrín, y hasta las ratas, tan repelentes para el hombre, habían llegado a ser un alimento tan delicado que se pagaba medio ducado por cada una. Sin embargo, esto no era todo. Nuestra mayor desgracia era vernos atacados de una especie de enfermedad que hacía hincharse las encías hasta el extremo de sobrepasar los dientes en ambas mandíbulas, haciendo que los enfermos no pudiesen tomar ningún alimento. De éstos murieron diecinueve y entre ellos el gigante patagón y un brasilero que conducíamos con nosotros. Además de los muertos, teníamos veinticinco marineros enfermos que sufrían dolores en los brazos, en las piernas y en algunas otras partes del cuerpo, pero que al fin sanaron.
A. Pigafetta[12]
 
Réplica de la Victoria en el Museo Nao Victoria de Punta Arenas, Chile.

En la batalla de Mactán (Filipinas), en la que Magallanes perdió la vida, Pigafetta fue también herido. Sin embargo, logró reponerse y continuar el viaje hasta lograr llegar a las Molucas. Posteriormente, Pigafette formó parte de la tripulación de Juan Sebastián Elcano a bordo de la Victoria en el regreso a Sevilla. Es aquí cuando finaliza sus apuntes, el lunes 8 de septiembre de 1522. Dos días antes, la nave había arribado al puerto gaditano de Sanlúcar de Barrameda cuando se habían cumplido tres años de viaje.[13]

Tras el viaje

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Según relata él mismo, los supervivientes de la expedición cumplen su promesa de rendir culto a la Virgen de la Antigua y a la Virgen de la Victoria en Sevilla. Después Pigafetta parte a Valladolid, donde se entrevista con Carlos I y le entrega una de las copias de su diario de viaje. Marcha a Portugal para ver al rey Juan I y de ahí pasa nuevamente por España hasta llegar a Francia, donde se entrevista con la reina regente Luisa de Saboya. Finalmente, según la versión del relato, le entrega una última copia al gran maestre Philippe Villiers de l’Isle-Adam y se retira a Italia.

 
Cerámica de 1956 conmemorando el regreso de la expedición a Sanlúcar de Barrameda.
El martes bajamos todos a tierra en camisa y a pie descalzo, con un cirio en la mano, para visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y la de Santa María la Antigua, como lo habíamos prometido hacer en los momentos de angustia.

De Sevilla partí para Valladolid, donde presenté a la Sacra Majestad de don Carlos, no oro ni plata, sino cosas que eran a sus ojos mucho más preciosas. Entre otros objetos, le obsequié un libro escrito de mi mano, en el cual había apuntado día por día todo lo que nos había acontecido durante el viaje. Abandoné Valladolid lo más pronto que me fue posible y me fui a Portugal para hacer relación al rey don Juan de las cosas que acababa de ver. Pasando en seguida por España fui a Francia, donde regalé algunas cosas del otro hemisferio a Madama la Regente, madre del rey muy católico Francisco I.

Regresé al fin a Italia, donde me consagré para siempre al muy excelente y muy ilustre señor Felipe Villiers de l'Isle-Adam, gran maestre de Rodas, a quien di también la relación de mi viaje.
A. Pigafetta[14]

Al regresar a Italia, en 1523 Clemente VII es elegido pontífice, máximo representante del catolicismo, y recibe una de las copias de su diario de viaje, según se refiere en el prólogo:

A mi regreso a Italia, su santidad el Soberano Pontífice Clemente VII, ante quien tuve el honor de presentarme en Monterosi y de referirle las aventuras de mi viaje, me acogió con bondad y díjome que le sería muy agradable poseer una copia del diario de mi viaje; híceme, pues, un deber en deferir lo mejor que pude a los deseos del Santo Padre, a pesar del poco tiempo de que entonces disponía.
A. Pigafetta[7]

Aun así no fue a través de los escritos de Pigafetta como los europeos escucharon por primera vez hablar de la circunnavegación del globo. Más bien, fue a través de un relato escrito por Maximiliano Transilvano, publicado en 1523. Transilvano había recibido instrucciones de entrevistar a algunos de los sobrevivientes del viaje cuando la nao Victoria regresó a España en septiembre de 1522.

Su pasado después de sus últimas líneas de su diario, se desconoce con certeza. Algunas fuentes citan que el gran maestre Philippe Villiers de l’Isle-Adam le nombró caballero de Rodas[15]​ el 3 de octubre de 1524. Posteriormente escribe su obra y por eso se pone el título de caballero en ella.[16][17][18]

Murió en su país natal en una fecha desconocida; algunas versiones aluden a su intervención contra el Imperio otomano en 1536 y un posterior retiro en su ciudad natal y otras que falleció en la isla de Malta entre 1534 y 1535.[13][4]

Su obra

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Recogió sus experiencias en la Relazione del primo viaggio intorno al mondo, obra en italiano publicada en Venecia en 1536. A menudo se hace referencia a esta obra como la Relación de Pigafetta, o como El primer viaje en torno al globo. El original no se conserva. Fue su única obra narrativa conocida, y la realizó durante el viaje y posteriormente.

Contenido

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La isla de Borneo según Pigafetta, ed. Amoretti, 1800.

Pigafetta recopiló numerosos datos acerca de la geografía, el clima, la flora, la fauna y los habitantes indígenas de los lugares recorridos; su minucioso relato fue un documento de gran valor, sobre todo por sus apuntes de náutica y lingüística. Sin su diario, la información del viaje de Magallanes sería muy incompleta. Empezó a escribir el día de su partida y terminó tres años después, el mismo día que vuelve a España.[13]

Pigafetta, por ejemplo, recogió muestras del vocabulario de algunos de los pueblos indígenas con los que se encontraron, como las primeras palabras en idioma cebuano. De Brasil, por ejemplo, algunas como: rey, cacich; bueno, tum; casa, bou; cama, hamac; peine, chipag; cuchillo, tarse; cascabeles, hanmaraca; tijeras, pirame; anzuelo, pinda; barco, canee; mijo, maïz; harina, hui; etcétera.[19]

Descubre el pingüino de Magallanes, el lobo marino y el guanaco:

Costeando siempre esta tierra hacia el polo Antártico, nos detuvimos en dos islas que sólo encontramos pobladas por pengüines y lobos marinos. Los primeros existen en tal abundancia y son tan mansos que en una hora cogimos provisión abundante para las tripulaciones de las cinco naves. Son negros y parece que tienen todo el cuerpo cubierto de plumas pequeñas, y las alas desprovistas de las necesarias para volar, como en efecto no vuelan: se alimentan de pescados y son tan gordos que para desplumarlos nos vimos obligados a quitarles la piel. Su pico se asemeja a un cuerno.

Los lobos marinos son de diferentes colores y más o menos del tamaño de un becerro, a los que se parecen también en la cabeza. Tienen las orejas cortas y redondas y los dientes muy largos; carecen de piernas, y sus patas, que están pegadas al cuerpo, se asemejan bastante a nuestras manos, con uñas pequeñas, aunque son palmípedos, esto es, que tienen los dedos unidos entre sí por una membrana, como las nadaderas de un pato. Si estos animales pudieran correr, serían bien temibles porque manifestaron ser muy feroces. Nadan rápidamente y sólo viven de pescado.

(..)

Este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita.
A. Pigafetta[20]

Al viajar por el mundo, Magallanes y su tripulación profundizaron en sus conocimientos del cielo del hemisferio sur. Antonio describe, en particular, una nube de niebla que ahora lleva el nombre de Nubes de Magallanes.[21]

Ediciones

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Portada del libro de Pigafetta, ed. Calpe, 1922.

Además de su diario de viaje, según sus notas originales, dejó una relación circunstanciada que se podía creer perdida hasta que Cario Amoretti descubrió una copia íntegra en la Biblioteca Ambrosiana de Milán en 1800. De aquí publicaría Amoretti una edición completa en italiano y un año después una en francés.[22]

A partir de dicha traducción francesa, el historiador chileno José Toribio Medina realizó la primera traducción al español publicada en 1888 e incluida por él en la Colección de documentos inéditos para la historia de Chile.[23]

Estructura

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Antonio Pigafetta escribe un diario personal de su viaje que posteriormente convierte en un libro de viaje, ya que escribe un prólogo posterior para el lector donde expone sus razones del viaje. Es aquí donde, además de justificar su obra como para entretener, también quiere llegar a la posteridad.[7]​ Los libros de viaje en el Renacimiento se ven muy influenciados por autores como Marco Polo, Américo Vespucio, Suetonio, o la Naturalis historia de Plinio el Viejo.

El viaje es el hilo argumental del diario, en forma a veces de epopeya, con naufragios, tempestades o aparición de presagios como el fuego de San Telmo, se convierte a los acontecimientos sobrenaturales en manifestaciones de la voluntad divina. Es la influencia de su tiempo, la proyección de la fe cristiana, una de las bases para el asentamiento de la era de los descubrimientos.

A Fernando de Magallanes se le presenta como el héroe de la obra, siguiendo los cánones de la literatura caballeresca.

El capitán general Fernando de Magallanes había resuelto emprender un largo viaje por el Océano, donde los vientos soplan con furor y donde las tempestades son muy frecuentes. Había resuelto también abrirse un camino que ningún navegante había conocido hasta entonces; pero se guardó bien de dar a conocer este atrevido proyecto, temiendo que se procurase disuadirle en vista de los peligros que había de correr y que le desanimasen las tripulaciones. A los peligros naturales inherentes a esta empresa, se unía aún una desventaja para él, y era que los comandantes de las otras cuatro naves, que debían hallarse bajo su mando, eran sus enemigos, por la sencilla razón de que eran españoles y Magallanes portugués.
A. Pigafetta[24]

Sin embargo, a Juan Sebastián Elcano, que se haría cargo de la expedición tras la muerte de Magallanes, no lo menciona ni una sola vez. De hecho, Pigafetta no menciona a ninguno de los compañeros que completaron la circunnavegación, ni a los que quedaron en las Molucas tratando de regresar en la Trinidad; solo menciona a los muertos.[25]

Honores

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En 1929 la Regia Marina (Marina Real italiana) empezó a construir un destructor de la clase Navigatori, botado con el nombre de Antonio Pigafetta el 1 de mayo de 1931. Durante la Segunda Guerra Mundial fue una de las unidades más exitosas y activa, fue bombardeada en Túnez en 1943. El 10 de septiembre, para prevenir que fuera requisada por los alemanes, se saboteó. A pesar de esto, los alemanes fueron capaces de capturar el destructor y mejorar el navío, al que llamaron T.A. 44. Aún bajo la bandera alemana, sufrió un bombardeo el 17 de febrero de 1945, hundiéndose en el puerto de Trieste, Italia.[26]

Véase también

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Referencias

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  1. a b Pigafetta, Antonio, p. 6 Primer viaje alrededor del Globo, Ediciones Orbis, Barcelona, 1986.
  2. El retrato, conservado en la Biblioteca Civica Bertoliana de Vicenza, es en realidad de Giovanni Alberto di Girolamo. Ver: Biblioteca Bertoliana: curiosita (en italiano) o aquí (en italiano).
  3. a b Gracias a un documento publicado por Pastells en 1920 (ver: Biblioteca Bertoliana: Antonio Pigafetta o aquí (en italiano)).
  4. a b Enciclopedia Larousse. «Antonio Pigafetta» (en francés). Editorial Larousse. Consultado el 8 de agosto de 2011. «Écrivain et navigateur italien (Vicence vers 1480-1534), auteur, dans un italien mêlé d'espagnol et de vénitien, d'une relation de l'expédition de Magellan, à laquelle il participa.» )
  5. Antonio de Torquemada. Jardín de flores curiosas, 1575. p. 49.
  6. Sobrevivieron varios de la nao Trinidad, que quedaron en las Molucas reparándola, y de ellos cinco fueron traídos como prisioneros por los portugueses a Lisboa; también 12 de la Victoria que habían quedado en Cabo Verde y volvieron por la misma vía. Ver Archivo de Indias de Sevilla, «Rumbo a las Molucas» o documental del mismo nombre en Youtube.
  7. a b c d e Pigafetta. op. cit., p. 16.
  8. Pigafetta, Antonio, pág.17, Primer viaje en torno al globo, editora Calpe, Madrid, 1922.
  9. La verdadera casa de la familia Pigafetta está a la izquierda de esta en Vicenza.
  10. Estrecho de los Patagones, el actual estrecho de Magallanes. Pigafetta, op. cit., p. 29.
  11. Todos lloramos de alegría. Este cabo se llamó el Deseado, porque, en efecto, desde largo tiempo ansiábamos por verlo. Pigafetta, op. cit., p. 29.
  12. Pigafetta, op. cit., p. 31.
  13. a b c Pigafetta, op. cit., p. 7.
  14. Pigafetta, op. cit., p. 85.
  15. Uno de los nombres que adoptó la Orden de Malta después de la conquista de la isla de Rodas. Sus miembros pasaron a ser llamados Caballeros de Rodas hasta que en 1530 Carlos I les entregó Malta.
  16. Pigafetta, A., op. cit., pág.23, ed. Calpe.
  17. Oliva, Antonio y Francisco. Diccionario histórico o biografía universal, volumen 10, Librería de los Editores, Barcelona, 1833
  18. De F. Escalante y cía. Diccionario universal de historia y geografía, tomo VI. Libería de Andrade, México, 1855
  19. Pigafetta, A., op. cit., p. 187, ed. Calpe.
  20. Pigafetta, op. cit., p. 22.
  21. El polo Antártico no goza de las mismas constelaciones que el Ártico, viéndose en él dos grupos de pequeñas estrellas nebulosas que parecen nubecillas, a poca distancia uno de otro. Pigafetta, op. cit., p. 31.
  22. Pigafetta, A. Primo viaggio in torno al Globo Terracqueo, editor Cario Amoretti, Milán, 1800.
  23. Toribio Medina, José. Colección de documentos inéditos para la historia de Chile Volumen II, págs. 417-524, Santiago de Chile, 1888.
  24. Pigafetta, op. cit., p. 18.
  25. Mazón Serrano, Tomás (2022). Espinosa, el último capitán de la Vuelta al Mundo. Madrid: Encuentro. p. 208-209. ISBN 978-84-13-39113-7. 
  26. Ver Antonio Pigafetta (cacciatorpediniere)

Bibliografía

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  • Pigafetta, Antonio. Primer viaje alrededor del mundo relato escrito por el caballero Antonio Pigafetta, editor Manuel Walls y Merino, Imprenta de Fortanet, Madrid, 1899.
  • Pigafetta, A. Primer viaje en torno del globo, editor Federico Ruiz Morcuende. Edición Calpe, Madrid 1922.
  • Pigafetta, A. Primer viaje alrededor del mundo, editor Leoncio Cabrero, Madrid, 1985.
  • Pigafetta, A. Primer viaje alrededor del globo, editor Virgilio Ortega. Ediciones Orbis, Barcelona, 1986. ISBN 84-7634-527-5
  • Pigafetta, A. Noticia del primer viaje en torno al mundo; editor Ana García Herraez. Ediciones Grial, Valencia, 1998. ISBN 84-8946-117-1.
  • Pigafetta, A. Primer viaje alrededor del mundo, editor José Eugenio Borao Mateo. Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2020. ISBN 978-84-9911-614-3.

Enlaces externos

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