Un banco zombi (del inglés: zombie bank) es una institución financiera con un patrimonio neto negativo (menor que cero), pero que continúa operando porque se mantiene su capacidad para pagar deudas mediante créditos gubernamentales implícitos o explícitos. El término fue utilizado por primera vez por el economista estadounidense Edward Kane en 1987 para explicar el peligro de tolerar un gran número de asociaciones prestamistas insolventes y aplicado a la emergente crisis japonesa de 1993.[1][2]

Las instituciones zombi hacen frente al pánico bancario de depositores no asegurados y margin calls (ajuste de los márgenes de garantía) de competidores en transacciones de derivados. Se involucran en apuestas de alto riesgo que debilitan los márgenes de beneficio industrial y contagian la insolvencia a competidores sanos. Si su insolvencia no se resuelve, cada vez más instituciones entran en dificultades y la crisis estalla cuando se pone en tela de juicio la decisión gubernamental de poner en práctica un plan de socorro (bailout).[1][2]

Véase también

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Referencias

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  1. a b Edward J Kane, The S&L Insurance Mess: How Did It Happen?, Urban Institute Press, 1989;
  2. a b Edward J Kane, "What Lessons Should Japan Learn from the U.S. Deposit Insurance Mess?," Journal of Japanese and International Economics, 7 (December 1993), pp. 329-355.