La frase bautismo de fuego, conocida en español desde principios del siglo XIX, es una traducción del francés baptême du feu y se refiere a la primera experiencia de un soldado bajo fuego en batalla.

Se origina del griego eclesiástico: baptisma pyros, en donde "fuego" se usa para significar "en la gracia del Espíritu Santo como se la imparte a través del bautismo".[1]

Más tarde fue usada en el martirologio, especialmente en los mártires muertos por fuego (por ejemplo, Juana de Arco).

Véase también

editar
  1. "Bautismo de fuego" en el sitio web Etimología Online.