Se conoce como Biblia de Vatablo a la edición preparada por Robert Estienne —o Roberto Stephano— de la versión Vulgata de las Sagradas Escrituras junto con la traducción latina de Sanctes Pagnino y las anotaciones y correcciones de François Vatable, profesor de hebreo del Collège de France, impresa en París en 1545. De ella salió una segunda edición en Salamanca en 1555 a cargo del impresor Andrés de Portonariis, con atribución a fray Domingo de Soto de la revisión del texto. Pese a la buena acogida inicial de esta edición y de la parisina,[1]​ de la que corrían numerosos ejemplares por España,[2]​ los comentarios atribuidos a Vatablo —aunque, según parece, probablemente no fuesen redactados por él mismo sino apuntes de clase tomados quizá por uno de sus discípulos y sucesor en la cátedra, Bertin-le Comte—[3][4]​ se hicieron sospechosos de incluir tesis protestantes y fue en consecuencia una de las versiones de la Biblia incorporadas a la Censura de Biblias de la Inquisición española de 1554 y al Índice de obras prohibidas de Fernando de Valdés de 1559.[5]

Frontispicio de Biblia sacra cum duplici translatione & scholiis Francisci Vatabli; nunc denuò a plurimis, quibus scatebant, erroribus repurgatis, doctissimorum Theologorum, tam almae Vniuersitatis Salmanticensis, quàm Complutensis iudicio ac Sanctae & generalis Inquisitionis iussu. Salamanca, por Gaspar Portonaris, 1584. Biblioteca Nacional de España.

En enero de 1569 y ante una coyuntura más favorable, Gaspar de Portonariis vio la posibilidad de sacar una nueva impresión para lo que pidió licencia al Consejo Supremo de la Inquisición, que encomendó a Francisco Sancho, decano de la facultad de Teología de la Universidad de Salamanca, el examen y corrección del texto. En las Juntas de teólogos convocadas al efecto, cuyas sesiones se alargaron hasta 1571, se sentaron junto a Sancho, entre otros, los dominicos fray Juan Gallo y fray Bartolomé de Medina, el helenista León de Castro, los agustinos fray Juan de Guevara y fray Luis de León y los hebraístas Gaspar de Grajal y Martín Martínez de Cantalapiedra.[6]​ Aunque finalmente todos los teólogos salmantinos asistentes a las sesiones firmaron la aprobación de las anotaciones de Vatable,[7]​ lo que posibilitaría una nueva edición en 1584, en las juntas se enfrentaron dos tendencias irreconciliables, lo que iba a desencadenar las persecución de los hebraístas. León de Castro, acérrimo defensor de la Vulgata y la versión de los Setenta y desconocedor del hebreo, pero convencido de que las versiones hebraicas de la Biblia estaban corrompidas por la maldad de los judíos, combatió en ellas las tesis de los hebraístas, apoyados por fray Luis de León, que defendían la posibilidad de ofrecer nuevas interpretaciones de las Sagradas Escrituras, completando las aportadas por los santos, y de recurrir al texto hebreo como fuente más segura para resolver cuestiones filológicas, a la vez que defendían interpretaciones más literales de algunos libros del Antiguo Testamento y menos alegóricas que las ofrecidas por los escolásticos. El hecho de que algunos de ellos fuesen, además, de origen judeoconverso, sirvió a León de Castro, secundado por Bartolomé de Medina, para acusarlos ante la Inquisición de parcialidad judaica y menosprecio de la Vulgata, provocando su prisión y enjuiciamiento.[8][9]​ Así Bartolomé de Medina, en su testificación contra fray Luis de León afirmaba que

... los dichos tres maestros [Grajal, Martínez y fray Luis de León] prefieren a Vatablo, Pagnino y sus judíos a la traslación Vulgata y al sentido de los santos, lo cual a este declarante ofendía mucho.[10]

En cuanto a la Biblia de Vatablo, el Catálogo de 1583 prohibía las ediciones de la Biblia latina hechas por Robert Estienne en París en 1532 y 1540, pero permitía el uso de las notas de Vatable con las expurgaciones señaladas tras el estudio de los teólogos salmantinos, recogidas en el Índice de 1584. Un año después el texto fue sometido a una nueva revisión por los teólogos de las universidades de Salamanca y Alcalá a petición de Gaspar de Portonariis, Benito Boya y Guillermo Rovilio, que preparaban una nueva impresión en Medina del Campo, puesta en circulación en 1586 con todas las licencias inquisitoriales. No obstante, algunos ejemplares de los almacenados por los impresores en Medina del Campo fueron enviados a México sin las oportunas enmiendas, lo que dio lugar que el receptor y distribuidor, Diego Navarro Maldonado, fuese sometido a juicio inquisitorial, y a una dura censura emitida por el dominico fray Juan Ramírez, que acusaba a la edición de Portonariis de estar cargada de errores y mala doctrina, juicio no compartido por la Inquisición española, que se conformó con encomendar al benedictino fray Ramón Vallecillo el cotejo de la reciente edición con las matrices del Santo Oficio y las censuras del Índice.[11]​ Más adelante, y de cara a la publicación del Índice de Sandoval, editado en 1612, la inquisición encomendó en abril de 1611 una nueva revisión del texto al dominico Pedro de Palencia y, finalmente, tras ser sometido a un nuevo escrutinio por una comisión de expertos de la Universidad de Salamanca, la Regla III del mencionado Índice concluyó autorizando a todos su uso y el de la edición salmantina de 1584, corregidos y expurgados sus textos conforme a las indicaciones dadas para la edición última.[12]

Referencias

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  1. Pinta Llorente, p. LXXXVII. En su declaración ante el tribunal del Santo Oficio el maestro Gaspar de Grajal decía que «del Consejo [de la Inquisición] se mandó a la facultad de theología de Salamanca viese a Batablo: si era libro que se pudiera imprimir, porque le alababan muchos, y dexían ser muy útil y probechoso».
  2. González Novalín, p. 132.
  3. Fernández Marcos y Fernández Tejero, p. 70, nota 27.
  4. González Novalín, pp. 128-129 y 136. Los citados apuntes, bien acogidos por helenistas y judíos por mejorar la versión de Pagnino, es posible que no fuesen tampoco de Bertino, o no solo de él, sino anotaciones del propio Roberto Stephano y del grupo de expertos con acceso a manuscritos de fuentes protestantes de los que se rodeaba, de los que ya había hecho uso en sus anteriores ediciones de textos bíblicos. El motivo para poner las anotaciones a nombre de Vatable habría sido evitar las censuras de los doctores de la Sorbona, que desconfiaban del impresor, al que ya habían denunciado en sus clases y censurado más de cuarenta pasajes considerados heréticos o blasfemos. Las simpatías «calvinistas» de Stephano resultarían más evidentes tras la nueva edición de la Biblia de Vatablo publicada en 1556, tras escapar a Ginebra, en la que utilizaba para el Nuevo Testamento, publicado en volumen aparte, la versión de Teodoro Beza.
  5. Cathalogus, Valladolid, 1559, p. 14: «Biblia Salmanticae per Andream de Portonariis anno 1555, cuius correctio sive recognitio falso imponitur fratri Dominico de Soto Segobiensi, theologo Ordinis Praedicatorum». Citado en Bataillon, p. 741.
  6. Pinta Llorente, p. LXXXI.
  7. Pinta Llorente, p. LXXXVIII.
  8. Bataillon, p. 741.
  9. Menéndez Pelayo, t. II, pp. 296-297. Acerca de ello pueden verse también Alcalá y otros, pp. 294-297 y Pinto Crespo, pp. 191-192.
  10. Citado en González Novalín, p. 125.
  11. González Novalín, p. 138.
  12. Pérez Ferreiro, p. 40 y nota 60.

Bibliografía

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  • Alcalá y otros, Ángel, Inquisición española y mentalidad inquisitorial. Ponencias del Simposio Internacional sobre Inquisición, Nueva York, abril de 1983, ed. Ariel, Barcelona, 1984, ISBN 84-344-6546-9
  • Bataillon, Marcel (1983) [1937]. Erasmo y España: estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI. Madrid: Fondo de Cultura Económica. ISBN 84-375-0158-X. 
  • Fernández Marcos, Natalio y Fernández Tejero, Eulalia, Biblia y humanismo. Textos, talantes y controversias del siglo XVI español, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1997, ISBN 84-7392-389-8, pp. 27-34.
  • González Novalín, José Luis, «Inquisición y censura de Biblias en el Siglo de Oro. La Biblia de Vatablo y el proceso de fray Luis de León», en García de la Concha, Víctor y San José Lera, Javier (eds.), Fray Luis de León. Historia, humanismo y letras, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1996, ISBN 84-7481-835-4
  • Menéndez Pelayo, Marcelino (1986). Historia de los heterodoxos españoles. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 84-220-0568-9. 
  • Muñoz Solla, Ricardo, «Hermenéutica hebrea y persecución inquisitorial: el caso del hebraísta salmantino Martín Martínez de Cantalapiedra (s. XVI)», Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, Sección Hebreo, 65 (2016), pp. 59-81.
  • Pérez Ferreiro, Elvira, Glosas rabínicas y Sagrada Escritura. Tratado de Pedro de Palencia O. P., sobre la utilidad de las glosas rabínicas. Transcripción y estudio, Salamanca, Editorial San Esteban, 2004, ISBN 84-8260-148-2
  • Pinta Llorente, Miguel de la, Proceso criminal contra el hebraísta salmantino Martín Martínez de Cantalapiedra, CSIC, Instituto Arias Montano de Estudios Hebraicos y Oriente Próximo, Madrid-Barcelona, 1946.
  • Pinto Crespo, Virgilio, Inquisición y control ideológico en la España del siglo XVI, Madrid, Taurus, 1983, ISBN 84-306-3509-2