Los 14 equipos participantes en el torneo se dividieron inicialmente en 2 grupos de los cuales los 4 primeros clasificados avanzaban a la ronda de cuartos de final.
La final disputada entre las selecciones nacionales de Yugoslavia y Lituania estuvo envuelta en polémica. El ambiente se caldeó tras una falta técnica señalada por el árbitro estadounidense George Toliver sobre el pivot lituano Arvydas Sabonis, que creó mucha controversia.
Tras varias decisiones arbitrales en contra del conjunto lituano, el capitán del equipo Šarūnas Marčiulionis exhortó a sus compañeros a abandonar la cancha. Después de unos minutos, Aleksandar Đorđević, a la postre máximo anotador del partido, trató de convencer al capitán lituanio Marciulionis para poder terminar el partido, negociaciones que terminaron con éxito.
Cuando el equipo lituano regresó a la cancha, Yugoslavia vencía por 89-83 a falta de dos minutos para la finalización del encuentro. Los jugadores Arvydas Sabonis y Rimas Kurtinaitis no pudieron regresar a la cancha, debido a que estaban eliminados tras cometer cada uno cinco faltas personales. A pesar de que todo el equipo lituano intentó sobreponerse a las dificultades, su esfuerzo resultó baldío: el equipo yugoslavo terminó por imponerse por 96 a 90.
Tras de la victoria de los yugoslavos, la afición griega, que apoyó durante todo el partido a los lituanos (a causa de la derrota ante los campeones en las semifinales), mostraron su descontento durante la ceremonia de entrega de medallas y coreaban "¡Lituania es el campeón!". Además, el equipo croata, clasificado en tercer lugar se negó a subir al podio, dando lugar a una enrarecida entrega de medallas.