Castillo de Sádaba

El castillo de Sádaba se encuentra erguido sobre la roca en lo alto de un pequeño cerro, sobre la localidad de Sádaba (Sadaba en aragonés), en la comarca de Cinco Villas, a 90 kilómetros al norte de Zaragoza, a 20 kilómetros del municipio de Ejea de los Caballeros y en la frontera con Carcastillo, en la Comunidad Foral de Navarra. Cerca de ella corre el río Arba, afluente del Ebro. El castillo se eleva unos quince metros sobre la villa que estuvo en un principio a sus pies, pero en el siglo XV se trasladó al otro lado del río.

Castillo de Sádaba
Bien de interés cultural
Patrimonio histórico de España

Vista angular
Localización
País EspañaBandera de España España
Comunidad Aragón Aragón
Provincia Zaragoza Zaragoza
Localidad Sádaba, Cinco Villas
Datos generales
Categoría Monumento histórico
Declaración Resolución: 17/04/2006 Publicación: 22/05/2006
Construcción Siglo XIII -

Historia

editar

La zona de Sádaba se empezó a repoblar en el siglo XI. En 1099 eran sus señores García Garcés y su esposa Blanquita (o Velasquita). R. del Arco publicó un documento firmado por Alfonso I en 1125 que hablaba del castillo. Sin embargo, la fortaleza actual no puede coincidir por estilo con la del siglo XII, por lo que se considera que hubo un castillo anterior al actual datado en el año 1125, fundado por Alfonso I El Batallador. En 1159 era propiedad de un hijo de los señores, Don Pedro García, lo que significaba un señorío hereditario, algo nada común en Aragón durante el siglo XII.

 
Vista desde otro ángulo.

Durante la minoría de edad de Jaime I de Aragón, Arnaldo de Alascún tiranizaba a los vecinos de Sádaba y realizaba correrías por la contigua Navarra, por lo que Sancho VII "El Fuerte" actuó militarmente contra él y puso a Sádaba bajo su protección en 1215, coincidiendo con el reinado del poderoso Jaime I el Conquistador, benevolente con el reino de Navarra debido a su fuerte endeudamiento, propio y por herencia paterna con el monarca navarro.

En 1221, tuvo que repetir la operación contra el hijo de anterior, Fortanet de Alascún, y su madre María, los cuales entregaron la villa a perpetuidad. En 1223 ya figuraba Fernando de Leret como tenente en «Sádaba Nueva». Lo que incita a pensar que fue entonces cuando se construyó la fortificación actual. Su sucesor Teobaldo I devolvió la villa y el castillo a Fortanet en 1244, a ruegos del conde de Verán, pero con todas las obligaciones de un vasallo. Sádaba volvió a Aragón por solicitud de sus vecinos en 1261. Años después se puso en armas por la guerra contra Navarra y Francia en 1283.

Existe un documento de 1302 que revela que Jaime II debía 1.200 sueldos a Jordana Savial de Morgia, esposa de Ramiro Sánchez de Antillón, quienes habían comprado el castillo de Sádaba, y que entonces lo custodiaba G. de Castell Nou.

En la Guerra de los Dos Pedros, fue uno de los entregados en rehenes a Carlos II de Navarra durante las negociaciones entre ambos reyes. Pedro IV vendió la villa a Francisco de Villanueva en 1384, pero los vecinos compraron su libertad en 1399 y Sádaba ya no volvió a salir de la Corona de Aragón. En 1452 volvió a sufrir ataques navarros, al igual que otras localidades fronterizas.

Descripción

editar

El Castillo de Sádaba es de estilo bajomedieval con decoraciones cistercienses del siglo XIII. No muestra elementos defensivos, como la torre del homenaje o el foso o la barrera; las saeteras y los vanos son escasos y no posee matacanes. Como propias defensas tiene el grosor de sus muros, con torres cuadradas, rematadas en almenas, y los adarves, aparte del acceso en recodo, de influencia árabe.

Se aprecia en él la transición del modelo de castillo arcaico -entendido como una torre principal al interior del recinto amurallado-, pasando a ser una especie de ciudadela defendida por torres y muros en su periferia. Responde a una nueva tipología de fortalezas que por aquel entonces se levantaban en algunas partes de Europa, y conocida como «Fórmula de Felipe Augusto».

 
Aproximación a la planta.
Marcas de cantería.


Leyenda de la imagen

  1. Entrada.
  2. Patio de armas.
  3. Aljibe.
  4. Capilla.
  5. Torre del rey.
  6. Torre de la reina.
  7. Estancias.
  8. Marcas de cantería.

El recinto amurallado es de planta rectangular, de 38x30 metros de lado, y ocupa una superficie de más de 1000 metros cuadrados. Los muros están construidos en piedra labrada, en sillares perfectamente trabajados y colocados en hileras horizontales. Su altura es uniforme y considerable. En varias de las torres y muros hay ventanas estrechas de arco semicircular y saeteras muy rasgadas.

Presenta en torno a su patio siete torres también de planta rectangular y muy diferentes unas de otras, cuatro de ellas en las esquinas. La situada en la parte suroeste, conocida como torre del rey (5), es un poco mayor que las restantes y es la que tiene la puerta de ingreso al recinto fortificado sin que por ello pueda considerarse como la del homenaje. En este mismo muro, a la derecha de la puerta de acceso (1), se sitúa la conocida como torre de la reina (6). En los muros oeste y norte, se encontraban las estancias (7) y salones.

En el patio de armas (2) destaca el aljibe (3), de gran capacidad, con tres arcos apuntados que sostenían una bóveda que actualmente no se conserva. Un estrecho camino de ronda atraviesa todo el adarve por las torres por pasadizos y da entrada a una especie de zaguán descubierto por el que se accede al patio de armas.

El castillo fue propiedad, durante algún tiempo, de la Orden de San Juan y así lo constata la cruz de Malta inscrita en círculo que aparece en una puerta de la Capilla (4) del patio. Su exterior lo decoran una pareja de semicolumnas adosadas en el lado norte de la puerta de acceso, que se interrumpen con su capitel liso. Dos pilastras en cada ángulo sustentan arcos apuntados, y en el diedro que forman las mismas, columnas rematadas en capitel con decoración geométrica muy sencilla en la que apean las nervaduras triples de la bóveda de crucería.

Conservación

editar

Fue escenario de numerosas guerras. En el siglo XVI se mantuvo en buen estado pero se abandonó en los siglos siguientes. Durante muchos años la fortaleza de Sádaba se mantuvo en total y absoluto abandono. En la actualidad ha pasado a manos de la administración provincial de la Diputación General de Aragón que se encarga de su restauración y conservación, ya que se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Gracias a ello hoy en día es visitable por medio de la Oficina de Turismo de Sádaba.

En su interior se organizan actividades culturales, como exposiciones de arte y talleres.[1][2]

Galería

editar

Véase también

editar

Referencias

editar

Enlaces externos

editar