Elecciones generales de España de 1886

elecciones generales de España

Las Elecciones Generales de 4 de abril de 1886 en España fueron convocadas tras el fallecimiento de Alfonso XII sobre la base de lo dispuesto en la Constitución española de 1876, vigente hasta 1923, en la conocida como Restauración borbónica en España.

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Elecciones generales de 1886
395 escaños en el Congreso de los Diputados
Fecha 4 de abril de 1886
Tipo Legislativa

Resultados
Práxedes Mateo Sagasta – Liberal
Escaños obtenidos 278  201
  
70.38 %
Antonio Cánovas – Conservador
Escaños obtenidos 93  218
  
23.54 %
Otros partidos
Escaños obtenidos 24  19
  
6.08 %

Presidente del Consejo de Ministros

Como sucedió en todas las elecciones durante la restauración borbónica en España en estas el resultado estuvo determinado de antemano («encasillado») gracias al sistemático fraude electoral realizado mediante la red caciquil extendida por todo el territorio. En estas elecciones, como en el resto, el gobierno que las convocó las ganó, ya que en el régimen político de la Restauración los gobiernos cambiaban antes de las elecciones y no después como sucedía en los regímenes parlamentarios (no fraudulentos).[1][2][3]

Antecedentes

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Francisco Romero Robledo, 1904. Óleo sobre lienzo de Ignacio Pinazo Camarlench. Conservado en el Congreso de los Diputados.

El Pacto de El Pardo de 24 de noviembre de 1885, fue un acuerdo suscrito por Cánovas y Sagasta, que instituyó el sistema de turnos pacíficos en ejercicio del poder entre liberales y conservadores y consolidó la Restauración hasta finales del siglo XIX y principios del XX. El 25 de noviembre de 1885 fallece el monarca español Alfonso XII, en virtud de dicho pacto Cánovas presentó su dimisión dejando paso a Sagasta el 27 de noviembre.

El 15 de diciembre un sector del canovismo encabezado por Francisco Romero Robledo rompió con el Partido Liberal-Conservador en protesta por la entrega del poder a los liberales. El 26 de diciembre Cánovas fue elegido Presidente del Congreso de los Diputados de España por 222 votos contra 112.

María Cristina de Habsburgo-Lorena se hallaba embarazada de un hijo que nacería póstumo, tuvo que asumir la regencia. El 31 de diciembre la reina juró como regente ante las Cortes. La reina, inexperta en los negocios de la política, se dejó asesorar por Sagasta, con quien acabaría trabando una estrecha amistad.[4]

Características

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El 15 de enero de 1886 siguiendo el proceso de normalización conforme a lo pactado entre las principales fuerzas políticas, se procedió a la disolución de las Cámaras y a la convocatoria de elecciones legislativas.

El número de votantes para estas elecciones era de 807.175 (el 4,5% de la población total), mediante sufragio restringido. Se eligieron 392 diputados el día 4 de abril de 1886.

Resultados

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Desconocemos los datos de la abstención y, como era costumbre de la época, se presupone una ostensible manipulación, con victoria de los grupos liberales dinásticos, en este caso liberales, obteniendo la necesaria mayoría para el ejercicio del gobierno: 278 escaños.

Fracción Diputados
Liberales y adictos al ministerio 278
Conservadores 56
Republicanos 22
Romeristas 11
Izquierda dinástica 10
Independientes 4
Carlistas 2
No identificados 9

Las nuevas Cortes, que se mantuvieron hasta 1890, fueron las de mayor duración entre 1868 y 1931, por lo que se denominó a este período el Parlamento largo.

Nacimiento de Alfonso XIII

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El 17 de mayo de 1886 nacía el futuro Alfonso XIII, asegurándose así la continuidad de la monarquía estrenada poco más de un decenio antes.

Referencias

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  1. Montero, Feliciano (1997). «La Restauración (1875-1885)». En Feliciano Montero; Javier Tusell, eds. La Restauración. De la Regencia a Alfonso XIII. Volumen XI. Historia de España-Espasa. Madrid: Espasa Calpe. p. 57. ISBN 84-239-8959-3. «El rey era el que de hecho, mediante el decreto de disolución de Cortes, concedido a la persona designada para formar gobierno, posibilitaba el ascenso o el descenso del poder a los distintos líderes y formaciones políticas. Por su supuesto, al hacerlo no actuaba caprichosamente, sino de acuerdo con unas reglas del juego… Pero en todo caso esta forma de acceso [al poder] subvertía la lógica de una práctica parlamentaria. No eran las Cortes las que provocaban crisis políticas y hacían cambiar gobiernos, pues cada partido gobernante se fabricaba una mayoría parlamentaria suficiente, mediante elecciones fraudulentas. Las crisis ministeriales parciales o totales, las alternativas en el ejercicio del poder (el turno), se decidían entre las altas esferas políticas (la elite) al margen del Parlamento, sobre la base de la iniciativa monárquica...» 
  2. Romero Salvador, Carmelo (2021). Caciques y caciquismo en España (1834-2020). Prólogo de Ramón Villares. Madrid: Los Libros de la Catarata. pp. 72. ISBN 978-84-1352-212-8. «Lo que en mayor medida distingue al caso español… [es] el hecho de que la acción gubernamental determinó que el partido que convocaba las elecciones las ganara siempre, y que ello quedase normalizado e institucionalizado a raíz del pacto entre los dos partidos mayoritarios que, desde 1881 y durante más de cuarenta años, decidieron alternarse en el poder.» 
  3. Varela Ortega, José (2001) [1977]. Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración (1875-1900). Prólogo de Raymond Carr. Madrid: Marcial Pons. p. 493. ISBN 84-7846-993-1. «Era el gobierno el que fabricaba las Cortes, no al contrario; y quien hacía las elecciones nunca las perdía.» 
  4. El papel de María Cristina en el sistema de gobierno fue representativo, ya que no participó en los enfrentamientos entre los partidos dinásticos, respetando el turno a la hora de llamar a los candidatos a formar gobierno aunque se sintió más cercana a Sagasta y no puso dificultades al mantenimiento de largos períodos de gobierno del partido liberal.

Véase también

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Predecesor:
Elecciones de 27 de abril de 1884
 
Elecciones Generales en España

1886 - 1890
Sucesor:
Elecciones de 1 de febrero de 1891