El árbol (cuento)
El árbol es un cuento de la escritora chilena María Luisa Bombal,[1] caracterizada principalmente por escribir sobre personajes femeninos y su mundo interno, centrándose en los detalles. Fue publicado junto a Las islas nuevas en el año 1939, durante el tiempo en que vivió en Buenos Aires. Posteriormente, en 1941, volvió a publicarlos en Chile, esta vez junto a su libro La última niebla[2]
El árbol | ||
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de María Luisa Bombal | ||
Género | cuento | |
Idioma | Español | |
País | Chile | |
Fecha de publicación | 1939 | |
Formato | Impreso | |
La trama del cuento
editarComienza con una breve dedicación a Nina Anguita, en la cual María Luisa Bombal revela que lo escribió sin saber que iba a ser para ella. Luego, sigue la narración con una descripción a un pianista y enfatiza en los detalles –otra característica de Bombal- y luego aparece Brígida, quien con dificultad cree reconocer la música y piensa que es Mozart o Scarlatti. Brígida no era buena para reconocer la música, sin embargo, de niña quería las lecciones de piano por voluntad propia, y no como sus hermanas que estaban obligadas a ir a las clases. En cuanto que ellas, lograron volverse expertas tocando piano, ella dejó los estudios al año de iniciarlos, por el simple hecho de jamás haber aprendido la llave de Fa. Se describe a Brígida como la menor de las seis hermanas. La lógica que pasaba con el padre, y la de todos los padres que tienen muchas hijas, era que la menor era siempre la última y la menos cuidada, a la que dejaban de lado. Por lo tanto, cuando Brígida no quería estudiar, no lo hacía porque no estaba vigilada como sus otras hermanas, había jugado con muñecas hasta grande y era profundamente ignorante. En un ambiente más bien onírico, Brígida está con Mozart, él conoce a su marido o mejor dicho, a su exmarido y se deja llevar por el puente hacia sus años juveniles. Después, en esta parte de la narración María Luisa Bombal hace un hincapié en describir la apariencia de Brígida: dieciocho años, trenzas castañas, sus ojos oscuros. A Brígida nunca le importó que le pidieran matrimonio como a sus hermanas, ella estaba soltera. Brígida sigue en este ambiente onírico con Mozart (por lo que describe María Luisa Bombal) y el puente a sus años juveniles la lleva a Luis, un amigo de su padre, el cual la recibía cuando todos la abandonaban. Más tarde, Brígida se casaría con Luis, porque con él no se sentía incómoda de ser quien realmente era: tonta y juguetona. De pronto, después de tantos años, Brigida se da cuenta de que no se casó con Luis por amor, y que ella se marchó y no sabe por qué. Luego Mozart la lleva de la mano por el mismo puente, pero a la inversa, y la deja en un lugar donde tocan conciertos, de negro, aplaudiendo como una máquina. Ahora María Luisa Bombal sitúa el cuento en un ambiente muy difuso y ahora es Beethoven quien está con Brígida, la entrega en los brazos de Luis y se va. Brígida siempre le hacía preguntas, era muy curiosa, pero Luis se alejaba de ella constantemente, no así como lo hacía ella que siempre buscaba su hombro. Tanto quería estar con él, que le rogaba que se quedara cinco minutos más. Por la tristeza de que Luis se fuera, Brígida pasaba por un cuarto y divisaba el árbol que le traía una especie de tranquilidad, de hecho María Luisa Bombal escribe "¡qué calor hacía en ese cuarto por las mañanas!". Bombal describe mucho que Luis realmente no estaba interesado en compartir mucho con Brigida, siempre la evitaba, se iba, se dormía y así. Un día, Brigida y Luis tuvieron una pelea en la cual ella teniendo todas las intenciones de insultarlo, no pudo, porque no sabía siquiera algún insulto. Cuando la hija menor de seis hermanas decidió irse de la casa en la que vivía con Luis, sonó en la ventana un estruendo, este era el del árbol, y desde ahí Brígida cada vez que peleaba con Luis, o lo repudiaba o simplemente ya no podía más de la rabia, iba silenciosa hasta el cuarto donde estaba el árbol y abría la ventana; era esto lo que la tranquilizaba. El árbol representaba muchas cosas, la naturaleza en la que se refugiaba Brígida, el árbol y el cuarto de vestir. Y así sigue el cuento, centrado en la conexión entre Brigida y el árbol (que no era cualquiera).
Contexto histórico
editarEl árbol se desarrolla en un contexto histórico de 1930 en Chile, donde la vida de las mujeres estaba condicionada por el sistema patriarcal, ya que vivían reprimidas interiormente y exteriormente. Su vida estaba destinada, tal como Brígida, a la vida de casa y a existir como esposas y no como mujeres como tal.
Análisis de la obra
editarEl cuento está narrado por María Luisa Bombal y tal como dice en su descripción como escritora se centra en lo femenino y su interioridad. Por lo tanto, siempre va describiendo lo que siente Brígida (la protagonista), y detallando cada cosa, cada paisaje y cada acontecimiento con una enorme cautela, lo que hace imaginar un ambiente surrealista. Bombal sitúa al lector en un ambiente onírico y muy íntimo. Narrado en tercera persona gramatical.
Representaciones simbólicas de la vida de la protagonista
editarLas piezas del concierto que son tres representan las tres épocas de la vida de Brígida, el rococó y la música de Mozart coinciden con la niñez de ella. Por otro lado, la música de Beethoven que es más bien romántica en este cuento, representa el amor apasionado que tiene hacia Luis cuando Brígida era joven. Y por último, Chopin y su melancolía melodía trae los recuerdos tristes de otoño, cuando Luis y Brígida discutían y el matrimonio se desmoronaba. En segundo lugar, el que María Luisa Bombal nombre y describa cosas como la música, los espejos y el agua, ayuda a crear un ambiente surrealista y casi nostálgico. Y aquí existe una conexión entre música y elementos: Con Mozart el agua tiene la forma de una fuente, con Beethoven tiene la forma de mar y por último, con Chopin el agua se manifiesta en forma de lluvia y la cascada. También cuando María Luisa Bombal dice "parecía un mundo sumido en un acuario" crea una escena surrealista nombrando metáforas. También el simbolismo del calendario le recuerda a Brígida que el paso del tiempo no es en vano, y que el paso de las estaciones no es más que el paso cíclico de su vida matrimonial: equilibrada, melancólica. Y que por esto también Brígida busca hacer distintas las cosas con Luis, o desordenar un poco la rutina en la que se ve hundida, algo característico del Chile de 1930. Por último, un análisis más general, en el cuento El árbol existe una dualidad espacio-temporal, el lector puede verse confundido al saber que de un momento a otro pasa a la sala de conciertos, al ambiente del hogar, a la relación matrimonial, al pasado de Brígida o a la sala de vestir. Este cuento, pasa desde lo imaginario a lo real, o de lo pasado a lo presente, es por esto que la hace tan confusa.
Referencias
editarhttps://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-68482002002700007 https://ciudadseva.com/texto/el-arbol-bombal/https://www.scribd.com/doc/69906277/Analisis-de-El-arbol-de-Maria-Luisa-Bombal (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
- ↑ María Luisa Bombal
- ↑ «El árbol y Las islas nuevas». Consultado el 23 de septiembre de 2014.