Evangelios judeocristianos

evangelios de carácter cristiano judío

Los Evangelios judeocristianos eran evangelios de un carácter cristiano judío citados por Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Epifanio, Jerónimo y probablemente Dídimo el Ciego.[1]​ La mayoría de los estudiosos modernos han llegado a la conclusión de que había un solo Evangelio en arameo/hebreo y al menos dos en griego, aunque una minoría argumenta que sólo había dos, uno arameo/hebreo y otro griego.[2]

El sermón de la montaña de Carl Heinrich Bloch, 1890.

Ninguno de estos evangelios sobrevive hoy en día, pero se han hecho intentos para reconstruirlos desde referencias en los Padres de la Iglesia. Los textos reconstruidos de los evangelios son generalmente clasificados entre los evangelios apócrifos. La edición estándar de Schneemelcher describe los textos de los tres evangelios judeocristianos de la siguiente manera:[3]

  1. El Evangelio de los ebionitas (GE) – 7 citas de Epifanio.
  2. El Evangelio de los hebreos (GH) – 1 cita atribuida a Cirilo de Jerusalén, además de GN 2-7 son citas de Clemente, Orígenes y Jerónimo.
  3. El Evangelio de los nazarenos (GN) - GN 1 a 23 GN son principalmente de Jerónimo; GN 24 a GN 36 son de fuentes medievales.

Generalidades

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Los evangelios judeocristianos se conocen a través de citas de las obras de los Padres de la Iglesia Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Epifanio, Jerónimo y probablemente Dídimo el Ciego.[1]​ Todo esto supone que existía un solo evangelio judío cristiano, aunque en diferentes versiones e idiomas, que se atribuyó a las sectas conocidas como los ebionitas y nazarenos. La mayoría de los eruditos críticos han rechazado este punto de vista e identifican por lo menos dos y posiblemente tres evangelios judeocristianos separados.[1]​ La colección estándar de los evangelios judeocristianos se encuentra en New Testament Apocrypha de Schneemelcher; quien, siguiendo a Johannes Waitz, agrupa las citas existentes en tres evangelios perdidos:[4]

  • Evangelio de los ebionitas, que consta de siete citas por Epifanio, GE-1 a GE-7.[5]
  • Evangelio de los hebreos, que consta de siete versos numerados de GH-1 a GH-7.[6]
  • Evangelio de los nazarenos, que consta de citas y notas al margen de Jerónimo y otros, numerados de GN-1 a GN-36.[7]

El Evangelio de los ebionitas

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El evangelio de los ebionitas es el nombre dado por los estudiosos modernos a un evangelio perdido, que se piensa, podría estar detrás de los fragmentos citados por Epifanio en su Panarion. Epifanio cita un fragmento que afirma es del evangelio narrado por los doce apóstoles. Comenzaba con el bautismo de Jesús (presumiblemente porque los ebionitas negaban el nacimiento virginal) e incluía un relato de la Última Cena. Se cree que fue una armonía del evangelio, basado en los Evangelios Sinópticos, compuesto en griego en la primera mitad del siglo II, y posiblemente se originó en la región de Transjordania (el hogar de los ebionitas). Probablemente es el mismo que el perdido Evangelio de los Doce, o Evangelio de los Apóstoles, referidos por Orígenes y Jerónimo, respectivamente.[8]

El Evangelio de los hebreos

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El Evangelio de los hebreos presenta tradiciones de la preexistencia de Cristo, al venir al mundo, el bautismo y la tentación, con algunos de sus dichos.[9]​ Probablemente fue compuesto en griego en la primera mitad del siglo II y utilizado entre los cristianos judíos de habla griega en Egipto.[10]​ Se conoce a partir de fragmentos conservados principalmente por Clemente, Orígenes y Jerónimo, y muestra un gran respeto por Santiago, el hermano de Jesús y la cabeza de la iglesia cristiana judía en Jerusalén.[10]

El Evangelio de los nazarenos

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El Evangelio de los nazarenos (un nombre académico moderno) se ha deducido a partir de referencias de Jerónimo y Orígenes. Parece que tiene mucho en común con el Evangelio canónico de Mateo, y habría sido escrito en arameo palestino en la primera mitad del siglo II para su uso por los nazarenos en los alrededores de Berea, cerca de Alepo, en Siria.[2]

Historia del estudio académico del problema de los Evangelios judeocristianos

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Nuestras fuentes de los evangelios judeocristianos son los padres de la iglesia de finales del siglo II y principios del V: Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Dídimo el Ciego, Epifanio y Jerónimo. No todos ellos eran conscientes de que había diferentes comunidades cristianas judías con diferentes teologías, o que algunas de ellas (o al menos una) era de habla aramea, mientras que otras sólo conocían el griego; como resultado, con frecuencia confunden un evangelio con otros, y todo ello con una supuesta versión hebrea del Evangelio de Mateo.[11]

Esta confusión ha creado incertidumbre entre los estudiosos modernos. Hay acuerdo en que los fragmentos no pueden remontarse a una versión en hebreo/arameo o la revisión del evangelio de Mateo, ya que la mayoría de ellos no tienen paralelo en los evangelios canónicos. Hay buenas razones para pensar que deben haber habido al menos dos evangelios judeocristianos, ya que hay dos diferentes relatos del bautismo y buena evidencia de que algunos fragmentos estaban originalmente en arameo y otros en griego. La mayoría de los estudiosos modernos han llegado a la conclusión de que había un evangelio judeocristiano en arameo/hebreo y al menos dos en griego. Algunos han argumentado que el número total fue de tres (Bauer, Vielhauer y Strecker, Klijn), otros que sólo había dos (Schlarb y Lührmann).[2][12]

Referencias

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  1. a b c Elliott, 2005, p. 3.
  2. a b c Ehrman y Pleše, 2011, p. 199.
  3. Vielhauer y Strecker, 1991, pp. 134–78.
  4. Vielhauer y Strecker, 1991, pp. 134–53.
  5. Vielhauer y Strecker, 1991, pp. 166–71.
  6. Vielhauer y Strecker, 1991, pp. 172–78.
  7. Vielhauer y Strecker, 1991, pp. 154–65.
  8. Elliott, 2005, pp. 5–6.
  9. Cameron, 1982, p. 83.
  10. a b Yamauchi, 1979, p. 184.
  11. Ehrman y Pleše, 2011, p. 198.
  12. Schlarb y Lührmann, 2000, pp. 40–55.

Bibliografía

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Lectura adicional

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