Gil IV de Atrosillo

noble aragonés de los siglos XIII-XIV
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Gil de Atrosillo o Chil de Atrosillo aparece correctamente documentado como caballero con este nombre, que en 1331 es señor se Estercuel, Gargallo y Cañizar. En documento cede bienes para el Monasterio del Olivar.[1]

Gil IV de Atrosillo
Información personal
Nacimiento Siglo XIII Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento Siglo XIV Ver y modificar los datos en Wikidata

También aparece un tal Gil de Atrosillo como un caballero aragonés, al parecer legendario, perteneciente al linaje de los Atrosillo, mesnaderos originarios de Atrosillo (cerca del actual Castiello de Jaca),[2]​ que según la Crónica de San Juan de la Peña murió decapitado en el hecho de la Campana de Huesca.[3]


Referencias

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  1. wikisource. «Chil de Atrosillo zede tierras a lo monesterio de Santa María de l'Olibar». Consultado el 11 de diciembre de 2017. 
  2. «castillos en Aragón». Archivado desde el original el 25 de agosto de 2016. Consultado el 5 de diciembre de 2017. 
  3. El pasaje relatado en la Crónica de San Juan de la Peña, versión en aragonés, reza:
    Et aquesti don Remiro fue muyt buen rey et muyt francho a los fidalgos, de manera que muytos de los lugares del regno dio a nobles et cavalleros; et por esto no lo precioron res, et fazían guerras entre si mismos en el regno et matavan et robavan las gentes del regno, et por el rey que non querían cessar aquesto; et fue puesto en gran perplexidat cómo daría remedio a tanta perdición del su regno, et non osava aquesto revelar a ninguno. Et por dar remedio al su regno embió un mensagero al su monasterio de Sant Ponz de Tomeras con letras al su maestro, clamado Forçado, que era seydo porque yes costumbre et regla de monges negros que a todo novicio que era en la orden dan un monge de los ancianos por maestro, et según la persona de aquesti don Remiro que merecía dieronli el maestro muyt bueno et grant et savio, en las quales letras recontava el estamiento del su regno et mala vida que passava con los mayores del su regno, rogándole que le consellasse lo que faría; el maestro con grant plazer que havía, recebidas las letras, pensó que sería irregular si le consellava que fizies justicia, clamó el mensagero al huerto en el qual havía muytas coles et sacó un gavinet [sic] que tenía et, teniendo la letra en la mano et leyendo, talló todas las colles mayores que yeran en el huerto et fincoron las solas chicas, et dixole al mesagero: "Vete al mi sennor el rey et dile lo que has visto, que no te do otra respuesta". El qual mesagero con desplazer que respuesta non le havía dada, vinose al rey et recontole que respuesta ninguna non le havía querido fazer, de la qual cosa el rey fue muit despagado, pero quando contó la manera que havía visto, pensó en si mesmo quel huerto podía seer el su regno, las colles yeran las gentes del su regno, et dixo: "Por fer buenas colles, carne y a menester". Et luego de continent envió letras por el regno a nobles, cavalleros et lugares que fuessen a cortes a Huesca, metiendo fama que una campana quería fazer en Huesca que de todo su regno se oyesse, que maestros havía en Francia que la farían; et aquesto oyeron los nobles et cavalleros dixeron: "Vayamos a veer aquella locura que nuestro rey quiere fazer", como aquellos que lo preciavan poco. Et quando fueron en Huesca, fizo el rey parellar ciertos et secretos hombres en su cambra armados que fiziessen lo quél les mandaría. Et quando venían los richos hombres, mandavalos clamar uno a uno a consello et como entravan, assí los mandava descabeçar en su cambra; pero clamava aquellos que le yeran culpables, de guisa que XIII richos hombres et otros cavalleros escabeçó ante que comies, et avría todos los otros cavalleros assí mesmo descabezados sinon por qual manera que fue que lo sintieron que yeran de fuera et fuyeron; de los quales muertos ende havía los V que yeran del linage de Luna, Lop Ferrench, Rui Ximenez, Pero Martinez, Ferrando et Gomez de Luna, Ferriz de Liçana, Pero Vergua, Gil d'Atrosillo, Pero Cornel, García de Bidaure, García de Penya et Remón de Fozes, Pero de Luesia, Miguel Azlor et Sancho Fontova cavalleros. Et aquellos muertos, no podieron los otros haver que yeran foydos, sosegó su regno en paz.
    Carmen Orcástegui Gros (ed. lit.), Crónica de San Juan de la Peña (Versión aragonesa), en Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita, 51-52, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1985, págs. 468-469.