Hambre Cero (Guatemala)
El Plan Pacto Hambre Cero (PHC o PH0) fue un programa social del Gobierno de Otto Pérez Molina en Guatemala, que fue aplicado entre los años 2012 y 2015, con el objetivo de erradicar la desnutrición crónica infantil y la pobreza extrema en el país.[1]
El pacto Hambre Cero surgió como una política de Gobierno que buscaba dar respuesta a la situación de falta de desarrollo integral en Guatemala principalmente a la crisis alimentaria y la desnutrición en el país; siendo este uno de los tres pactos que dicho gobierno propuso como estrategias dentro de su plan de trabajo.[2]
Contenido del programa
editarDiversos factores han contribuido a la escasez de alimentos y al hambre en el mundo: el aumento de la población mundial; el rápido proceso de degradación que debido a la sobrexplotación están sufriendo nuestros suelos, océanos, bosques y nuestra agua potable y biodiversidad.[1] El Pacto Hambre Cero, busca disminuir en 10% la prevalencia de la desnutrición crónica en un plazo de 4 años, lo cual será la base para lograr una reducción del 24% en los próximos 10 años. Asimismo, el Pacto busca evitar las muertes por desnutrición aguda y sus causas asociadas, así como enfrentar la pobreza y promover el desarrollo que lleve a su erradicación.
El acto de firma del Pacto Hambre Cero se llevó a cabo este 16 de febrero de 2012 por Otto Pérez Molina, entonces Presidente de Guatemala; el alcalde municipal de San Juan Atitán, Lorenzo García y el Secretario de Seguridad Alimentaria y Nutricional, Luis Enrique Monterroso. También, se unieron al reto de articular esfuerzos, planes y proyectos en materia de seguridad alimentaria representantes de los sectores académico, político, Directores de Medios de Comunicación, voluntariado, ONG nacionales, empresarial, diplomático, Ministerios y Secretarías de Estado, pueblos indígenas, mujeres, Iglesia Católica, Alianza Evangélica, campesino y sindical.
El Pacto Hambre Cero se sustentaba en tres documentos importantes que fueron utilizados para su desarrollo, siendo estos: La Ley de Seguridad Alimentaria Y Nutricional, la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional y en la Estrategia para la reducción de la desnutrición Crónica e integra tres de los cinco ejes de la agenda de cambio. Para llevar a cabo cada línea operativa del Pacto Hambre Cero, fue necesario crear el Plan del Pacto Hambre Cero, el cual era la herramienta o instrumento detallado de las líneas de acción de dicho pacto. Este es un plan integral fundamentado en el concepto de Seguridad Alimentaria y Nutricional, expresado en la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, y tomando como base la gestión de resultados y el trabajo articulado y conjunto de los diferentes sectores.[2]
Resultados específicos
editar- Reducir el hambre crónica: Reducir en 10% la desnutrición crónica infantil entre los años 2012 y 2015. Esto es lo que se conoce como la «Ventana de los Mil Días», se dirige a niños menores de 2 años, mujeres embarazadas, madres lactantes y mujeres en edad fértil, para trabajar con los 1.000 días de oportunidad de desarrollo físico y mental que van desde la concepción hasta que el niño cumpla dos años. Esto a partir de trece acciones específicas:
- Promoción y apoyo de la lactancia materna
- Mejoramiento de la alimentación complementaria a partir de los seis meses de edad
- Mejoramiento de prácticas de higiene incluyendo el lavado de manos
- Suplementación de Vitamina A
- Suplementación de zinc terapéutico en el manejo de la diarrea
- Provisión de micronutrientes en polvo
- Desparasitación y vacunación de niños y niñas
- Suplementación de hierro y ácido fólico para prevención y/o tratamiento de la anemia en mujeres embarazadas
- Prevención de la deficiencia de yodo, mediante sal yodada
- Fortificación con micronutrientes a los alimentos básicos
- Prevención y tratamiento de la desnutrición aguda moderada a nivel comunitario incluyendo alimentación suplementaria lista para consumo (ASLC)
- Tratamiento oportuno de la desnutrición aguda severa utilizando alimentos terapéuticos listos para consumo (ATLC) en el nivel comunitario y en Centros de Recuperación Nutricional con la atención y seguimiento del personal de salud.
- Inmunizaciones
- Prevenir y mitigar las muertes por desnutrición aguda, especialmente durante los meses más críticos del período anual de hambre estacional en Guatemala. Para lo cual se contemplan las siguientes acciones:
- Apoyo a la agricultura familiar para aumentar la producción de auto consumo y venta con técnicas apropiadas de bajos insumos. (Algunas acciones eran: manejo poscosecha para mejorar la calidad de productos excedentarios; encadenamientos productivos y comercialización; generación y promoción de empleo digno; provisión de asistencia técnica; promover el acceso a la tierra (arrendamiento, compra y regularización de tierras); fomento de la producción de granos básicos; extensionismo agrícola).
- Establecimiento de un sistema de alerta en Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) con base en redes de vigilancia nutricional incluyendo sitios centinela.
- Red de Protección Social contra Hambre Estacional por medio de un programa de empleo temporal (mano de obra intensiva) y de programas de transferencias monetarias condicionadas y asistencia humanitaria. Para la ejecución del PHC se priorizaron 166 municipios debido a que tienen la más alta prevalencia de desnutrición crónica. La desnutrición aguda y el hambre estacional se atenderán fundamentalmente en el corredor seco, en un total de 850 comunidades.
Resultados
editarDe acuerdo a una evaluación hecha en el año 2016, los resultados muestran lo siguiente:[3]
- En el período 2012-14, la mayoría de hogares recibieron entre dos a cuatro intervenciones de la «Ventana de los Mil Días». Las intervenciones con mayor porcentaje de hogares beneficiados fueron: suplementos alimenticios, hierro y ácido fólico, y consejería sobre lactancia materna.
- Ninguna de las nueve intervenciones de la Ventana de los Mil Días tuvieron efectos individuales estadísticamente significativos sobre el estado nutricional (medido a través del puntaje Z de talla para edad) de los menores de 5 años, excepto la intervención de desparasitación.
- Existe complementariedad entre las intervenciones de la Ventana de los Mil Días. Los niños que reciben cinco o más intervenciones tienen un impacto de 0.21 desviaciones estándar sobre su puntaje Z de talla para edad, este impacto es estadísticamente significativo al 5%.
- La combinación de la desparasitación con lactancia materna, alimentación complementaria y suplementos alimenticios; mostraron impactos conjuntos sustanciales (respectivamente de 0.87, 0.57 y 0.78 desviaciones estándar) sobre el estado nutricional de los niños, los tres considerados estadísticamente significativos al 5%.
- El incremento en la educación del jefe de hogar (6 años más) y en el ingreso per cápita (Q250), aumentó el puntaje Z de talla para edad de los menores de 5 años
De acuerdo con análisis externos se determinó que este plan fue «un fracaso», la prevalencia de la desnutrición crónica para niñez menor de cinco años aumentó de 59.9% a 60.7% entre 2012 y 2014. La prevalencia entre la población específica a la que iban dirigidos los programas de Hambre Cero aumentó un 4.4%, de acuerdo con el Grupo de Análisis Estratégico para el Desarrollo (GAED). Además, el gobierno Patriota nunca presentó mediciones sobre el impacto real del plan y fue imposible medir si la promesa se había cumplido.[4]
Véase también
editarReferencias
editar- ↑ a b «Hambre cero». AZTI. Consultado el 6 de noviembre de 2019.
- ↑ a b Ochoa Caal, Ana Lucía (2016). LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL EN MATERIA DE SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL HACIA GUATEMALA CASO: PACTO HAMBRE CERO. Consultado el 12-04-2023.
- ↑ Comisión Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica (2016). «Estrategia Nacional para la Prevención de la Desnutrición Crónica 2016-2020». Organización de las Naciones Unidas para la Eduacación, Ciencia y Cultura. Consultado el 12-04-2023.
- ↑ Geldi Muñoz (2018). «El fracaso de Hambre Cero». CAP. Consultado el 13 de abril de 2023.