Inmaculada Concepción

enseñanza de que María fue concebida libre del pecado original

La Inmaculada Concepción de María, conocida también como la Purísima Concepción, es un dogma de la Iglesia católica proclamado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo, recogiendo de esta manera el sentir de dos mil años de tradición cristiana al respecto. Es uno de los cuatro dogmas marianos de la Iglesia católica.[1][2]​ Debatido por teólogos medievales, no fue reconocido como dogma sino hasta 1854, por el papa Pío IX en la bula papal Ineffabilis Deus. Si bien el dogma mariano de la Inmaculada concepción afirma la libertad de María del pecado original, el concilio de Trento (1545-1563) ya había afirmado previamente que era libre de pecado.[3]

Inmaculada Concepción de María

La Inmaculada del Escorial, de Bartolomé Esteban Murillo. (Museo del Prado, Madrid).
Datos generales
Veneración Iglesia católica
Festividad 8 de diciembre
Simbología Media luna, serpiente, alas, corona de estrellas, color azul celeste, palma, espejo
Patrona de Véase Anexo:Patronazgo de la Inmaculada Concepción
La Virgen María y santa Beatriz de Silva, fundadora de la orden religiosa de la Inmaculada Concepción.
La Inmaculada Concepción por Peter Paul Rubens, en el Museo del Prado.

No debe confundirse este dogma con la doctrina del nacimiento virginal de Jesús, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón mientras que María permaneció virgen antes, durante y después del parto.

La Inmaculada Concepción se convirtió en un tema popular en la literatura, pero su naturaleza abstracta hizo que tardara en aparecer como tema en las obras de arte. La iconografía de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción muestra a María de pie, con los brazos extendidos o las manos juntas en oración. La festividad de la Inmaculada Concepción se celebra el 8 de diciembre.[4]

Definición dogmática

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La definición del dogma, contenida en la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854, promulgada por el papa Pío IX, dice lo siguiente:

[...] Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y de consiguiente, que debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho
Bula Ineffabilis Deus.[5]

El historiador y catedrático francés Louis Baunard narra lo siguiente:

Pío IX, contemplando el mar agitado de Gaeta, escuchó y meditó las palabras del cardenal italiano Luigi Lambruschini (1776-1854): 'Beatísimo Padre, Usted no podrá curar el mundo sino con la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Sólo esta definición dogmática podrá restablecer el sentido de las verdades cristianas y retraer las inteligencias de las sendas del naturalismo en las que se pierden.[cita requerida]

El historiador Francesco Guglieta, experto en la vida de Pío IX, señala que el tema del naturalismo, que despreciaba toda verdad sobrenatural, podría considerarse como la cuestión de fondo que impulsó al papa a la proclamación del dogma: «La afirmación de la Concepción Inmaculada de la Virgen ponía sólidas bases para afirmar y consolidar la certeza de la primacía de la Gracia y de la obra de la Providencia en la vida de los hombres». Guglieta señala que Pío IX, pese a su entusiasmo, acogió la idea de realizar una consulta con el episcopado mundial, que expresó su parecer positivo, y llevó finalmente a la proclamación del dogma.[cita requerida]

Al desarrollar la doctrina de la Inmaculada Concepción, la Iglesia católica contempla la posición especial de María por ser madre de Cristo, y sostiene que Dios, en previsión del nacimiento de su Hijo, preservó a María, desde el momento de su concepción, de toda mancha o efecto del pecado original, heredado por todos los hombres desde Adán y Eva. La doctrina reafirma con la expresión «llena de gracia» (en latín: Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc 1:28), y recogida en la oración del Ave María, este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.

Incluso más ampliamente que el dogma y fuera de él, la Iglesia enseña no sólo que la Virgen fue concebida sin pecado original, sino también que permaneció durante toda su vida libre de toda mancha de pecado, incluso venial.[6][7]

Apariciones marianas

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En Francia, en 1830, la vidente Catalina Labouré (2 de mayo de 1806 – 31 de diciembre de 1876) tuvo una visión de la virgen María de pie sobre un globo terráqueo mientras una voz le ordenaba que hiciera una medalla imitando lo que veía. La medalla decía: «Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti»,[8]​ lo que era una confirmación de la propia María de que había sido concebida sin pecado, lo que confirmaba la Inmaculada Concepción. Su visión marcó el comienzo de un gran renacimiento mariano del siglo XIX.[9]

En 1858, la vidente Bernadette Soubirous dijo que la virgen María se le había aparecido en Lourdes, en el sur de Francia, para anunciarle que ella era la Inmaculada Concepción; la Iglesia Católica posteriormente aprobó la aparición como auténtica.[10]

Protestantismo

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Muchas iglesias protestantes rechazan la doctrina de la Inmaculada Concepción. Estos rechazan la doctrina ya que no consideran que el desarrollo dogmático de la teología sea un referente de autoridad y que la mariología en general, incluida la doctrina de la Inmaculada Concepción, no se enseñaría en la Biblia.

Sin embargo, el iniciador del movimiento protestante, Martín Lutero, dijo:

Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado.
Sermón: "Sobre el día de la Concepción de la Madre de Dios", 1527.

Algunos anglicanos aceptan la Inmaculada Concepción como una devoción piadosa.[11]

Iglesia Ortodoxa

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Las opiniones sobre la Inmaculada Concepción en la Ortodoxia Oriental están divididas: Shenouda III, papa de la Iglesia Ortodoxa Copta,[12]​ y el patriarca Ignacio Zaqueo I de la Iglesia ortodoxa siríaca se opusieron a la doctrina,[13]​ mientras que la Iglesia ortodoxa de Etiopía y la Iglesia ortodoxa de Eritrea la aceptan.[14]​.

El patriarca Antimo VII de Constantinopla (1827-1913) calificó el dogma de la Inmaculada Concepción de «novedad romana».[15]

Iconografía

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Véase también

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Notas y referencias

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  1. «La Virgen María y los Dogmas Marianos». Catholic.net. Consultado el 23 de enero de 2024. 
  2. Digital, Catolicismo (14 de agosto de 2021). «Dogmas Marianos: los 4 dogmas sobre María en la Iglesia Católica». Catolicismo Digital. Consultado el 23 de enero de 2024. 
  3. Maunder, Chris (2019). The Oxford handbook of Mary. Oxford handbooks (First edition edición). Oxford University Press. ISBN 978-0-19-879255-0. 
  4. «Día de la Inmaculada Concepción: Qué significa esta fecha y por qué se celebra cada 8 de diciembre». El Comercio Perú. 8 de diciembre de 2022. Consultado el 8 de diciembre de 2022. 
  5. “de 8 de diciembre de 1854 - Pío IX PP.”
  6. Juan Pablo II. «Audiencia General del 19 de junio de 1996». «La Iglesia ha reconocido constantemente que María fue santa e inmune de todo pecado o imperfección moral. El Concilio de Trento expresa esa convicción afirmando que nadie "puede en su vida entera evitar todos los pecados aun los veniales, si no es ello por privilegio especial de Dios, como de la bienaventurada Virgen lo enseña la Iglesia" (DS 1573).» 
  7. Con referencia a los Padres de la Iglesia. Lumen Gentium, n.56: "Por lo que nada tiene de extraño que entre los Santos Padres prevaleciera la costumbre de llamar a la Madre de Dios totalmente santa e inmune de toda mancha de pecado, como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo."
  8. Glass, Joseph (1911). Enciclopedia Católica: Medalla Milagrosa. Consultado el 8 de diciembre de 2024. 
  9. Foley, Donal Anthony. Marian apparitions, the Bible, and the modern world (1. publ edición). Leominster: Gracewing. p. 29. ISBN 9780852443132. 
  10. Visentin, M.C. (2000). «María Bernarda Soubirous (Bernardita)». En Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G., eds. Diccionario de los Santos. España: San Pablo. pp. 1586-1596. ISBN 84-285-2259-6. 
  11. «Immaculate Conception». An Episcopal Dictionary of the Church, A User Friendly Reference for Episcopalians. Consultado el 3 de mayo de 2022 – via Episcopal Church. 
  12. Shenouda III; Malaty, Tadros. «Lecture I: St. Mary's Perpetual Virginity & Immaculate Conception». Diocese of the Southern United States. Consultado el 16 de mayo de 2022. 
  13. Ignatius Zakka I; Ghattas, Sandy. «The Holy Virgin Mary in the Syrian Orthodox Church». Syriac Orthodox Church of Antioch, Archdiocese for the Eastern United States. Consultado el 17 de diciembre de 2023. 
  14. «What is our position on St. Mary and Immaculate Conception and what is it?». Diocese of U.S.A. and Canada, Eritrean Orthodox Tewahedo Church. 19 de enero de 2016. 
  15. Meyendorff, John; Meyendorff, John (1996). The orthodox church: its past and its role in the world today (4., rev. ed edición). St. Vladimir's Seminary Press. ISBN 978-0-913836-81-1. 

Enlaces externos

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