Legrado

procedimiento quirúrgico

En cirugía, el legrado o curetaje consiste en el uso de una legra o cureta para eliminar tejido del útero mediante raspado o cucharillado. Puede utilizarse para obtener una biopsia de una masa para determinar si es un granuloma, neoplasia, u otra clase de tumor. Puede utilizarse también paliativamente para reducir masas; en muchos lugares también se sigue usando para realizar un aborto quirúrgico dentro de los primeros tres meses o como tratamiento tras un aborto espontáneo (en algunos lugares estas dos últimas intervenciones se llevan a cabo con el uso de fármacos específicos). Suele formar parte de la operación denominada dilatación y curetaje, y a menudo se usa como término equivalente de dicha operación.

Legrado

Ilustración de una patente de los Estados Unidos para una legra (Michelson, 1988)
Clasificación y recursos externos
CIE-9-MC 69.0
MeSH D003475
Sinónimos
Curetaje

En ginecología, la dilatación y legrado (D y L) es un procedimiento en el que, tras la dilatación del canal cervical con un espéculo, se procede a la limpieza de la cavidad uterina. Luego se extrae el tejido endometrial para su examen.

Este procedimiento debe realizarse en hospitales o clínicas y requiere anestesia local o general (según las condiciones particulares de cada caso).

Indicaciones de legrado

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Diagnóstico de cáncer uterino, extracción de tejidos tras un aborto espontáneo, tratamiento de sangrados menstruales abundantes, investigación de infertilidad, tratamiento de sangrados profusos o irregulares, poliposis endometrial, engrosamiento uterino, dispositivos intrauterinos incrustados, sangrados post-menopáusicos, sangrados anormales durante terapia de reemplazo hormonal. También se utiliza en pacientes que presentan molas hidatiformes parciales o completas.

Riesgos asociados

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Los riesgos asociados al legrado incluyen la evacuación incompleta de productos de la concepción,[1]​ la perforación del útero, los daños al endometrio, las adhesiones intrauterinas o síndrome de Asherman, los daños al cérvix, las infecciones del útero o de la zona pélvica y las hemorragias. Además, entraña los riesgos habitualmente asociados con toda operaciones quirúrgicas y el uso de anestesia general.[2][3][4]

Véase también

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Referencias

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