Sostenibilidad

capacidad de la actividad humana para convivir con la biosfera en estado estable
(Redirigido desde «Sustentabilidad»)

En un mundo cada vez más industrializado, la demanda mundial de soluciones de infraestructuras sostenibles aumenta a velocidades vertiginosas, impulsadas por la necesidad de mitigar el cambio climático y garantizar la disponibilidad de recursos a largo plazo.[1]

En ecología, la sostenibilidad describe cómo los sistemas biológicos se mantienen productivos con el transcurso del tiempo. Se refiere al equilibrio de una especie con los recursos de su entorno. Por extensión se aplica a la explotación de un recurso por debajo del límite de renovación de estos.

Diagrama de Venn ilustrando los tres pilares de la sostenibilidad.

El desarrollo sustentable es sinónimo de sostenible y es un término acuñado desde el Informe Brundtland de 1987, redactado por la ONU, por la Doctora Gro Harlem Brundtland, y que se llamó originalmente "Nuestro Futuro Común". La frase que resume Desarrollo Sustentable o desarrollo sostenible, en el informe es el siguiente: Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades. Los tres pilares que se relacionan en el desarrollo sostenible son: la economía, el medio ambiente y la sociedad. La finalidad de su relación es que exista un desarrollo económico y social respetuoso con el medio ambiente[2]

Desde la perspectiva de la prosperidad humana y según el Informe Brundtland[3]​ de 1987, la sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades de la actual generación sin sacrificar la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.

La sostenibilidad es un proceso socio-ecológico caracterizado por un comportamiento en busca de un ideal común.[4]​ Es un término ligado a la acción del ser humano en relación con su entorno, se refiere al equilibrio que existe en una especie basándose en su entorno y todos los factores o recursos que tiene para hacer posible el funcionamiento de todas sus partes, sin necesidad de dañar o sacrificar las capacidades de otro entorno.[5]​ Por otra parte, sostenibilidad en términos de objetivos, significa satisfacer las necesidades de las generaciones actuales, pero sin afectar la capacidad de las futuras, y en términos operacionales, promover el progreso económico y social respetando los ecosistemas naturales y la calidad del medio ambiente.[6]

Principios y conceptos

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El principio de sostenibilidad está basado en varios conceptos: La ciencia de la sostenibilidad y la ciencia ambiental[7]​ forman las bases de la estructura analítica y filosófica, mientras que los datos se coleccionan por medio de medidas de sostenibilidad. Después se usan estos datos para formular planes de políticas de sostenibilidad.[8][9]

La puesta en práctica del desarrollo sostenible tiene como fundamento ciertos valores y principios éticos. La Carta de la Tierra[10]​ presenta una articulación extensa e integral de los valores y principios relacionados con la sostenibilidad. Este documento, el cual es una declaración de la ética global para un mundo sostenible, fue desarrollado a partir de un proceso altamente participativo global, por un período de 10 años, iniciado en la Cumbre de Río 92, y el cual culminó en el año 2000. La legitimidad de la Carta de la Tierra[11]​ proviene precisamente del proceso participativo del que surgió, ya que miles de personas y organizaciones de todo el mundo brindaron su aporte para encontrar esos valores y principios compartidos que pueden ayudar a las sociedades a ser más sostenibles. Actualmente existe una creciente red de individuos y organizaciones que utilizan este documento como instrumento educativo y de incidencia política.[12]

Escala y contexto

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La sostenibilidad se estudia y maneja a varios niveles de tiempo y espacio y en muchos contextos de organización económica, cultural, social y ambiental. Se enfoca desde la sostenibilidad total del planeta a la sostenibilidad de sectores económicos, países, municipios, barrios, casas individuales; bienes y servicios, ocupaciones, estilos de vida, etc. En resumen puede incluir el total de las actividades humanas y biológicas o partes especializadas de ellas.[13]

Población

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Gráfico que muestra el incremento de la población humana (miles de millones) en el período 10.000 a. C.-2.000 d. C., ilustrando su crecimiento exponencial.

El crecimiento de la población humana en el siglo veinte ha sido explosivo, duplicándose aproximadamente cada medio siglo. De acuerdo a la Revisión 2008 en las estimaciones oficiales de población de las Naciones Unidas, se esperaba que la población mundial alcance 7000 millones al principio de 2012 —partiendo de 6900 millones en mayo de 2009— y que exceda 9000 millones de personas hacia 2050. La mayor parte del incremento será en países en vías de desarrollo, cuya población proyectada se incrementará de 5600 millones en 2009 hasta 7900 millones en 2050. Este incremento se distribuirá entre la población con edades 15-59 (1200 millones) y con 60 años o más (1100 millones), ya que se espera que decrezca el número de niños bajo la edad de 15 en los países en desarrollo. En contraste, se espera que la población de los países desarrollados solo presente un leve incremento en el mismo período: de 1230 a 1280 millones.[14]​ Algunas estimaciones actuales de la población global para el mediano plazo sugieren que un máximo de nueve a diez mil millones de personas podría ocurrir en torno a 2070, con un posterior leve descenso a 8400 millones hacia el año 2100.[15]

Economías emergentes como China e India aspiran cada vez más a estándares de vida similares a los países occidentales, de la misma forma que el resto del mundo no industrializado.[16]​ La combinación de un rápido crecimiento poblacional con nuevas aspiraciones a lograr niveles de consumo como los del mundo desarrollado actual se ha presentado como uno de los mayores desafíos a enfrentar para la sostenibilidad humana en el futuro.[17]

Tipos de sostenibilidad

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Sostenibilidad ambiental

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Arrozales en Nishihata, Ikoma, Japón.

La sostenibilidad ambiental se refiere a la capacidad de mantener la productividad y diversidad biológica a lo largo del tiempo, garantizando la preservación de los recursos naturales. Este concepto fomenta una responsabilidad consciente sobre el impacto ecológico, promoviendo el equilibrio entre el desarrollo humano y la protección del entorno. En la actualidad, muchas empresas han comenzado a implementar prácticas sostenibles en sus operaciones, contribuyendo a la reducción de la huella ambiental.

El concepto de sostenibilidad ambiental fue popularizado en 1987 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas. Según esta, la sostenibilidad implica “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.[18]​ Este enfoque exige un balance entre el desarrollo económico, social y la conservación de los ecosistemas, de modo que los recursos naturales se gestionen de manera eficiente para las generaciones futuras.[19]

La sostenibilidad ambiental no se limita solo a la conservación de la naturaleza, sino que también abarca la justicia social y la resiliencia económica. Se reconoce que los impactos ambientales suelen afectar de manera desproporcionada a las comunidades más vulnerables, por lo que la sostenibilidad busca remediar estas desigualdades, fortalecer la capacidad de resiliencia de las comunidades para enfrentar desastres naturales y mitigar los efectos de la crisis climática. En este sentido, la sostenibilidad ambiental es uno de los pilares fundamentales del desarrollo sostenible, junto con la sostenibilidad social y económica, todos ellos interdependientes para lograr un futuro más justo y equilibrado.[20]

La sostenibilidad ambiental requiere la toma de conciencia sobre el impacto de las actividades humanas en el entorno. Se promueve un desarrollo que no comprometa los recursos naturales para las generaciones futuras, mediante acciones como la agricultura sostenible, que fomenta prácticas como el compostaje y la rotación de cultivos; el consumo responsable de agua, adoptando medidas para su uso eficiente tanto a nivel doméstico como industrial; la transición hacia energías renovables, como la solar y eólica, que minimizan el uso de combustibles fósiles; el reciclaje, aplicable a nivel individual y empresarial, reduciendo el uso de recursos y la contaminación; y el ecoturismo, que promueve la protección de espacios naturales y el desarrollo económico local.[19]

Sostenibilidad económica

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Se refiere a la capacidad de generar riqueza en forma de cantidades adecuadas, equitativas en distintos ámbitos sociales que sea una población capaz y solvente de sus problemas económicos, tanto como fortalecer la producción y consumo en sectores de producción monetaria. En pocas palabras, es un equilibrio entre el ser humano y la naturaleza para satisfacer las necesidades y no sacrificar generaciones futuras.

Sostenibilidad política

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Se refiere a redistribuir el poder político y económico, que existan reglas congruentes en el país, un gobierno seguro y establecer un marco jurídico que garantice el respeto a las personas y el ambiente, fomentando relaciones solidarias entre comunidades y regiones para mejorar su calidad de vida y reducir la dependencia de las comunidades generando estructuras democráticas.

Sostenibilidad social

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Se refiere a adoptar valores que generen comportamientos como el valor de la naturaleza, mantener niveles armónicos y satisfactorios de educación, capacitación y concienciación ofreciendo apoyo a la población de un país para superarse, mantener un buen nivel de vida, y promoviendo que se involucren estas mismas personas para crear algo nuevo en la sociedad de la que forman parte hoy en día.

Medida de la sostenibilidad

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Las medidas de sostenibilidad son medidas cuantitativas que se están desarrollando para poder formular métodos de manejo ambiental. Algunas de las mejores medidas en el presente son: el triple resultado, el Índice de Desempeño Ambiental y el Índice de Sostenibilidad Ambiental.

Sostenibilidad y el ambiente

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Usos de la atmósfera por los humanos.

Los ecosistemas saludables proporcionan bienes y servicios a los seres humanos y a otros organismos. Hay dos formas principales de reducir el impacto humano negativo y de potenciar los servicios de los ecosistemas:

  • Manejo ambiental. Esta táctica directa emplea principalmente la información obtenida de las ciencias de la tierra, ciencias ambientales y de biología de la conservación. Sin embargo, este manejo es el punto final de una serie de factores causales iniciados por el consumo humano. Otra táctica se basa en el manejo de la demanda de los recursos.
  • Manejo del consumo de recursos por los seres humanos, una táctica indirecta se basa principalmente en información obtenida por las ciencias económicas.

Gestión ambiental

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La gestión ambiental o gestión del medio ambiente se refiere al conjunto de estrategias y acciones encaminadas al manejo integral del sistema ambiental. Es el proceso mediante el cual se organizan las actividades humanas que impactan al medio ambiente, con el fin de garantizar una adecuada calidad de vida y prevenir o mitigar los problemas ambientales presentes y futuros, en el marco del desarrollo sostenible.[21]

En otras palabras, la gestión ambiental aborda el "cómo" lograr lo planteado por el desarrollo sostenible: alcanzar un equilibrio entre el desarrollo económico, el crecimiento poblacional, el uso racional de los recursos y la protección del ambiente. Este concepto no solo incluye acciones operativas, sino también políticas, directrices y lineamientos formulados por los entes rectores responsables de la implementación de estas medidas.[22]

Estrategias verdes

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Las estrategias verdes se refieren a iniciativas y políticas adoptadas por empresas, gobiernos e instituciones para reducir su impacto ambiental y promover prácticas amigables con el medio ambiente. Estas estrategias responden a la creciente demanda de prácticas responsables y al cumplimiento de normativas ambientales, además de generar valor compartido, es decir, beneficios tanto para las empresas como para la sociedad.[23][24][25]

Dentro del contexto empresarial, las estrategias verdes se enfocan en la producción de bienes y servicios que reduzcan el consumo de recursos naturales y las emisiones contaminantes. Al mismo tiempo, fortalecen la competitividad al ofrecer productos más atractivos para consumidores sensibilizados con la sostenibilidad y permiten cumplir con normativas internacionales que exigen certificaciones ecológicas.[23][25]​Otro aspecto relevante es la integración de la sostenibilidad en las cadenas de suministro. Esta integración permite optimizar procesos logísticos, minimizar residuos y reducir el impacto ambiental en cada etapa de producción y distribución, y aumentar la resiliencia empresarial frente a los cambios del mercado o las regulaciones ambientales. Las empresas que adoptan este enfoque logran ser más ágiles y sostenibles, garantizando un desempeño alineado con los estándares ecológicos contemporáneos.[24]

Estas estrategias también juegan un papel fundamental para enfrentar desafíos globales como el cambio climático, la pobreza y el acceso al agua limpia. Entre las técnicas más relevantes se encuentran la reducción de patrones de consumo, la inversión en energías renovables y el aumento de las tasas de reciclaje. Estas prácticas no solo mejoran la eficiencia de los procesos empresariales, sino que también contribuyen a reducir los impactos negativos a largo plazo sobre el medio ambiente. La adopción de estas medidas es esencial para lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la protección ambiental, generando impactos positivos tanto para las generaciones actuales como futuras.[26]

Una herramienta relevante en la implementación de estrategias verdes es la Producción Más Limpia (PML), definida por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente como la “aplicación continua de una estrategia ambiental preventiva integrada a procesos, productos y servicios para mejorar la eficiencia y reducir riesgos para las personas y el medio ambiente”. La PML implica, entre otros, la sustitución de materiales contaminantes por insumos más sostenibles, la reducción de desechos durante el ciclo de vida del producto y la optimización del uso de recursos naturales.[25]

Adoptar estrategias verdes no está exento de desafíos, pues implica gestionar costos de implementación, recursos limitados y la necesidad de innovación continua. Sin embargo, las empresas que alinean su modelo de negocio con una planificación estratégica sostenible pueden obtener ventajas significativas, como la reducción de costos, una mejora de su reputación y un mayor compromiso con los grupos de interés.[23][24][25]​ En este contexto, las inversiones en energía renovable y eficiencia energética contribuyen no solo a la competitividad empresarial, sino también a la mitigación del cambio climático y la preservación del medio ambiente.[26]

Las estrategias verdes representan un cambio necesario hacia modelos empresariales que prioricen la sostenibilidad. Estas prácticas permiten a las empresas contribuir a un desarrollo sostenible y al bienestar de la sociedad, alineando los objetivos económicos con la protección del entorno natural en el camino hacia un futuro más resiliente y responsable.[23][24][25][26]

Transición energética

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Matriz fotovoltaica y turbinas de viento en el parque eólico Schneebergerhof en el Estado alemán de Renania-Palatinado.

La transición energética refiere a un cambio significativo en un sistema de energía que podría estar relacionado con un factor o con una combinación de factores tales como estructura de sistema, escala, economía y política energética. Generalmente se define como un cambio estructural a largo plazo en un sistema energético,[27][28]​ a diferencia de un cambio en una tecnología energética o en una fuente de combustible en particular.[29]

Históricamente, las transiciones energéticas constituyeron en general eventos prolongados, que se desarrollaron durante muchas décadas. Esto no se aplica necesariamente a la transición energética actual, que se desarrolla bajo políticas y condiciones tecnológicas muy diferentes.[30]

La transición energética de un sistema energético a otro afecta a 3 aspectos fundamentales: la tecnología de generación de la propia energía, las infraestructuras asociadas a la producción y distribución de dicha energía y la instalación, modificación o desarrollo de las tecnologías que permitan su consumo.

La transición energética actual surge por la necesidad de acciones climáticas para mitigar el calentamiento global.[31]​ Para mantenerse dentro de los 1.5 °C que propone el Acuerdo de París, es necesario detener las emisiones de gases de efecto invernadero para 2040 o 2050.[32]​ Esto implica descarbonizar los sistemas energéticos, es decir, abandonar los combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural, el lignito y el carbón, y reemplazarlos por fuentes que no generen o generen bajas emisiones como el combustible nuclear (uranio) y las fuentes de energía renovable eólica, hidroeléctrica, solar, geotérmica, marina, undimotriz, entre otras.

Esta transición responde a retos medioambientales, de salud y económicos y atañe a un cambio en los modelos de producción y distribución de la energía hacia una energía cada vez más verde y menos contaminante con el objetivo de que sea más sostenible, y también a una transición social en la que se consuma menos energía (reducción del consumo).

El diseño de los sistemas de energía del mundo ha cambiado significativamente con el tiempo. Hasta la década de 1950, el mecanismo económico que sostenía los sistemas de energía era local en lugar de global.[33]​ A medida que avanzó el desarrollo, los diversos sistemas nacionales se integraron cada vez más y se convirtieron en los grandes sistemas internacionales de la actualidad. Las tasas históricas de transición de los sistemas de energía han sido estudiadas exhaustivamente.[34]

 
Planta de energía cilíndrico-parabólica para la producción de electricidad, cerca de la ciudad de Kramer Junction en el Valle de San Joaquín en California

Una implementación oportuna de la transición energética requiere múltiples enfoques paralelos. La conservación de la energía y las mejoras en la eficiencia energética desempeñan un papel importante. Los medidores eléctricos inteligentes pueden programar el consumo de energía cuando la electricidad está disponible en abundancia y reducir el consumo toda vez que las fuentes de energía renovable más volátiles sean escasas (de noche y en ausencia de viento).

Después de un período de transición, se espera que la producción de energía renovable constituya la mayor parte de la producción de energía del mundo.[35]​ La empresa de gestión de riesgos DNV GL anticipa que, para 2050, el mix de energía primaria del mundo se dividirá en partes iguales entre fuentes fósiles y no fósiles.[36]​ Una proyección de 2011 formulada por la Agencia Internacional de Energía prevé que la energía solar fotovoltaica suministre más de la mitad de la electricidad del mundo para 2060, reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.[37]

Economía ecológica

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La economía ecológica (EE) es la ciencia de la gestión sostenible o el estudio y valoración de la sostenibilidad.[38]​ La economía ecológica es una subdisciplina de la economía, que estudia la economía integrando los conocimientos de la ecología (rama de la biología), campo de estudio que mantiene una relación estrecha con la biofísica (rama de la física); de lo anterior surge la denominación de campo interdisciplinario.[39]​ Esta relación entre la economía y la ecología, también trae consigo las preocupaciones ecológicas en la economía (ciencia de la sostenibilidad). Es un campo aún no establecido en economía, debido a que no ha desarrollado una integración con el corpus teórico de la economía, aunque cuenta con avances en ello.[40]​ Su mayor desarrollo se encuentra en el ámbito de la administración, en los aspectos referidos a la sostenibilidad ecológica y en el ámbito del desarrollo económico en lo que se refiere al desarrollo sostenible.[41]​ La economía ecológica estudia el medioambiente desde la economía con énfasis en su relación ecológica, siendo un campo colindante (disciplinas de economía-ambiente) con la economía ambiental, la economía de recursos naturales y la economía del cambio climático.

El problema básico que estudia es la sostenibilidad de las interacciones entre los subsistemas económicos y el macro sistema natural. Dicha sostenibilidad, entendida como la capacidad de la humanidad para vivir dentro de los límites ambientales,[42]​ es enfocada como metabolismo social (la sociedad toma materia, energía e información de la naturaleza y le expulsa residuos, energía disipada e información aumentando la entropía).[43]

La economía ecológica, pues, estudia las relaciones entre el sistema natural y los subsistemas sociales y económicos (incluyendo los conflictos entre el crecimiento económico y los límites físicos y biológicos de los ecosistemas), debido a que la carga ambiental de la economía aumenta con el consumo y el crecimiento demográfico. Es un conjunto de modelos de producción integral e incluyente que toma en consideración variables ambientales y sociales. A diferencia de la economía marrón que es la administración eficaz y razonable de los bienes que se basa en la persecución del crecimiento económico a través del uso óptimo de insumos y factores de producción.[44]

En ocasiones se la denomina economía verde,[45]​ enfoque ecointegrador (J. M. Naredo),[46]​ o bioeconomía (Georgescu-Roegen).[47]

Economía azul

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Un pequeño estrecho en la isla griega de Paxós (Mar Jónico). El turismo en bellos paisajes marítimos forma parte de la economía azul.

La economía azul es la que reconoce la importancia de los mares y los océanos como motores de la economía por su gran potencial para la innovación y el crecimiento,[48]​ según definición de la Unión Europea. La organización ecologista internacional World Wildlife Fund (WWF/Adena) consideraba en el informe Principios para una economía azul sostenible[49]​ que se da a la expresión un significado[50]​ amplio —la actividad económica del sector marítimo— y otro más restringido —el uso del mar y sus recursos para un desarrollo económico sostenible y rentable.

Los océanos producen más del 50% del oxígeno de nuestro planeta y absorben en torno al 30% del dióxido de carbono de los humanos. Y, sin embargo, los océanos se encuentran ahogados en plásticos. De ahora en adelante, el Tratado Global de los Océanos velará por ellos, tras el acuerdo al que han llegado 200 países para proteger la biodiversidad del 30% de los océanos de cara al 2030, que anteriormente sólo correspondía al 8%.[51]

El empleo verde a debate

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El empleo en actividades relacionadas con el medio ambiente en España representa el 2,62 % de la población ocupada, con un total de 530.947 puestos de trabajo. Este es uno de los datos del informe "Empleo verde en una economía sostenible", elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) y la Fundación Biodiversidad dentro de una iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y cofinanciado por el Fondo Social Europeo, que tiene como finalidad conocer mejor las posibilidades de generación de empleo vinculadas con las actividades ambientales. El 20,6 % del total de los empleos verdes actuales se concentran en el sector de las renovables, en el que se ocupan 109.368 puestos de trabajo, cifra que solo es superada por el sector dedicado a la gestión y tratamiento de residuos, con 140.343 puestos de trabajo. El sector de las renovables es el que más ha crecido multiplicándose por 30 el número de empleos en una década. El informe pone de manifiesto los primeros resultados que ya se están consiguiendo para consolidar la transición hacia un futuro sostenible.[52]

Según los cálculos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), solo la fabricación, instalación y mantenimiento de paneles solares creará más de 6 millones de puestos de trabajo para 2030. Pero no solo las renovables nutren esta transición económica, sino todo tipo de trabajos, definiéndose en segundo lugar como factor clave la agricultura ecológica y otros que abarcan desde la albañilería y fontanería hasta las ingenierías técnicas, ya que se hará necesario que todos los sectores, redefinan sus tecnologías y contenidos al ser ya irrevocable el recorrido hacia una economía de bajas emisiones de carbono.[cita requerida]

Sin embargo, la OIT advierte de que muchos empleos que son verdes en principio no lo son en la práctica debido al daño ambiental causado por prácticas inadecuadas. Además, las pruebas disponibles demuestran que los empleos verdes no son automáticamente trabajo decente. Muchos empleos actuales de reciclado, por ejemplo, recuperan materias primas y, por lo tanto, ayudan a aliviar la presión sobre los recursos naturales, pero el proceso utilizado muchas veces es sucio, peligroso y difícil, y provoca daños significativos en el medio ambiente y en la salud humana. El empleo suele ser precario y los ingresos son bajos.[cita requerida]

Nuevas formas de sostenibilidad

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Compras verdes

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En artículos de uso diario se puede colaborar para contaminar menos, convirtiendo estas pequeñas acciones en un gran impacto en la sociedad, como, por ejemplo:

  • Productos naturales sin químicos, seguros y que respetan el medio ambiente, hechos a base de aceites vegetales y hierbas.
  • Artículos que ayudan al medio ambiente: por ejemplo, pañales, toallas femeninas y protectores diarios de tela; o artículos cuyo funcionamiento es a base solar.
  • Jabonería vegetal, aceites esenciales y vegetales hechos artesanalmente, a mano.
  • Bolsas reutilizables y compactas (uso personal o para compras diarias).

Arquitectura sostenible

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Es el modo de concebir la arquitectura de modo que no dañe el medio ambiente, de la forma más ecológica posible, aprovechando los recursos naturales y minimizando el impacto sobre ellos.[53]

La construcción más recomendable para una determinada zona debe cumplir con principios ambientales que se deducen después de un análisis del lugar. Las orientaciones, la posibilidad de tener ventilación cruzada, el aislamiento térmico, son estrategias óptimas para algunos climas.

Objetivos de desarrollo sostenible Agenda 2030

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Con fecha de julio del 2015, la ONU planteó la necesidad de urgencia de nombrar 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con Agenda 2030.[54][55]

 
ODS Agenda 2030

Se plantearon los siguientes temas como imprescindibles, situándose varios objetivos:

  1. Poner fin a la pobreza
  2. Hambre y seguridad alimentaria
  3. Salud
  4. Educación
  5. Igualdad de género y empoderamiento de la mujer
  1. Energía
  2. Crecimiento económico
  3. Infraestructura
  4. Reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos
  5. Ciudades
  6. Producción y consumo sostenible
  7. Cambio climático
  8. Océanos
  9. Bosques, desertificación y diversidad biológica
  10. Paz y justicia
  11. Alianzas

En este sentido, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas es la encargada de promover la sostenibilidad empresarial y llevar los ODS hasta el mundo de las empresas.

Principales retos que plantea el desarrollo sostenible

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La incapacidad de la especie humana para vivir en armonía con el planeta, la gran interacción entre el hombre y el sistema natural, son los grandes problemas medioambientales de hoy. Hasta nuestros días, ninguna especie, excepto el hombre, ha conseguido modificar tan substancialmente, en tan poco tiempo, las características propias del planeta.

Así, se plantean los grandes problemas planetarios siguientes:

  • Superpoblación y desigualdad
  • El incremento del efecto invernadero
  • Destrucción de la capa de ozono
  • Humanización del paisaje
  • Pérdida de la biodiversidad
  • La erosión, la desertización y la destrucción de la selva

Y a escala local:

  • El sistema productivo
  • El agua
  • Los residuos domésticos
  • Suministro energético
  • El sistema de transportes

Véase también

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Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

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