Torre de telegrafía óptica de Chiva

torre de telegrafía óptica de la línea de Barcelona

La torre de telegrafía óptica de Chiva es una torre óptica, con fusileras, que formaba parte de la línea de Madrid a Valencia.[1]

Torre de telegrafía óptica de Chiva
bien de interés cultural
Localización
País EspañaBandera de España España
Comunidad Comunidad Valenciana Comunidad Valenciana
Provincia ValenciaValencia
Ubicación Chiva
Coordenadas 39°27′30″N 0°37′25″O / 39.4582, -0.623572

Es bien de interés cultural con código 46.18.111-008 y anotación ministerial 27994 de 15 de marzo de 2011.[1]

Vista desde la carretera A3

Historia

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La telegrafía óptica es un invento que se remonta al siglo de la Ilustración, el siglo XVIII. Fue un avance tecnológico de gran importancia, nacido en Francia, que facilitó la rápida transmisión de noticias. En España las líneas de telégrafo óptico no se levantaron hasta la década de 1840, época que ya en Europa empezaba a funcionar la telegrafía eléctrica. Por motivos de seguridad se desechó este último tipo de telegrafía dado el peligro de corte de cables por bandoleros o insurgentes.[1]

Estas torres fueron construidas entre 1848 y 1849 para poner en marcha un servicio de mensajería rápida que supusiera una gran revolución en la comunicación postal del siglo XIX entre la capital y la periferia del país. Este sistema permitía que un mensaje se transmitiera de la primera a la última torre en tan sólo treinta minutos.[1]

La línea Madrid-Valencia comienza su construcción en 1848 y su funcionamiento un año más tarde con treinta torres. La primera estación estaba en Madrid en el edificio de la Aduana, actual Ministerio de Economía y Hacienda al comienzo de la calle Alcalá y el final en el convento de San Francisco de Valencia, hoy desaparecido. Dentro de la Comunidad Valenciana las torres, en total nueve, se sitúan en Villargordo del Cabriel, Fuenterrobles, Requena, Buñol, Godelleta, Chiva y Valencia. Se levantó además dentro de la Comunidad Valenciana la línea Valencia-Barcelona con torres en El Puig, Sagunto, Almenara, Oropesa, Torreblanca, Alcalá de Chivert y Santa Magdalena de Pulpis.[1]

Los telegrafistas fueron principalmente militares licenciados los cuales se consideraban preparados para dicha misión. Muchos excombatientes de la Primera Guerra Carlista entraron en el servicio por considerarse los más indicados por las penalidades que tendrían que soportar. La organización que se dio al cuerpo de telégrafos fue paramilitar con un nivel superior (facultativo) con acceso al código secreto y otro inferior compuesto por operarios. Las líneas se organizaban militarmente en divisiones con jefatura en cada capital de provincia y cada división en cuatro o cinco secciones compuesta a su vez de cinco o seis estaciones. El personal reclutado, entre oficiales del ejército, lo componían los inspectores de línea, de 1.ª y de 2.ª clase. El primero era José María Mathé Aragua y de los segundos había dos por cada línea. La dotación teórica de cada estación era de dos operarios, más un auxiliar. Los torreros se alternaban entre sí por turnos. Para que un servicio así funcionase con diligencia se exigía una rigurosa disciplina que exigía una organización paramilitar. Los edificios levantados para servir de soporte a este nuevo avance tecnológico fueron diseñados como torres defensivas fortificadas, como la que se encuentra en Buñol o se ocuparon otros edificios suficientemente fortificados. Por orden ministerial de uno de marzo de 1844 se señalaban las condiciones que debían cumplir los lugares donde se colocasen las estaciones repetidoras del telégrafo óptico:

  • La distancia entre las estaciones sería como mínimo de dos leguas y máximo de tres, teniendo en cuenta los accidentes geográficos.
  • Deberían seguirse las carreteras existentes buscando la mayor seguridad de las zonas transitadas.
  • Las estaciones se fijarían en poblaciones siempre que fuera posible.
  • En las capitales de provincia se debería procurar colocar las estaciones en el mismo edificio que las autoridades civiles o militares.
  • Eran preferibles edificios fortificados del Estado, torres de iglesias o ermitas, castillos o casas fuertes que pudieran defenderse en caso de necesidad.
  • Se debería mantener la alineación siempre que fuera posible procurando un radio visual de la línea perpendicular al frente de cada torre, aunque según escribe Madoz: la mayor y más esencial ventaja que lleva, sin disputa, nuestra máquina telegráfica a todas las demás conocidas es la de que sus signos son visibles con igual claridad desde todos los puntos del horizonte, al paso que en la de otros países la percepción de aquellos solo es exacta cuando se observan en una dirección perpendicular....[1]

Descripción

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Los edificios que se erigieron para servir de soporte a este medio de comunicación fueron diseñados como torres defensivas fortificadas, como es el caso en esta torre. La torre de Chiva fue utilizada como centro de prácticas para la formación del personal de telegrafía del área de Valencia.[1]

Las características constructivas de la torre de Chiva son una altura máxima de unos 8 metros y medio, y unas dimensiones exteriores de 6,2 x 6,2 metros (generalmente eran de 6,4 x 6,4), mientras que las interiores son de 4,3 x 4,3 metros (exactamente el tamaño más frecuente en este tipo de obra). Tienen una puerta de acceso en el primer piso orientada al oeste con una ventana en la pared opuesta. En el piso superior tiene dos ventanas y marcas de los forjados. Sus muros son de piedra careada trabada con mortero de cal. Se utilizó ladrillo macizo para Las cantoneras, los vanos de las ventanas y las molduras horizontales.[1]

El emplazamiento de la torre se encuentra en una elevación del terreno a unos dos kilómetros al sur de la carretera de Valencia a Madrid, que recibe el nombre de Muela del Telégrafo y tiene una altura de 251 m s. n. m.[2]

Con el paso del tiempo la torre ha cambiado: así en la planta baja de la fachada sur se abrió una puerta, mientras que en el remate superior de la torre ha desaparecido la cornisa y se ha levantado un nuevo forjado. Esto ha sido así para adaptarse a los usos que para ella se han destinado, pasando de torre de comunicación telegráfica a almacén agrícola.[1]​ La Muela del Telégrafo, según los Mapas Topográficos de los años 70 del siglo XX estaba cubierta de matorral,[2]​ si bien posteriormente se aterrazó para el cultivo de cítricos.[3]

Referencias

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  1. a b c d e f g h i «Sección 1ª. Bienes de interés cultural - Generalitat Valenciana». www.cult.gva.es. Consultado el 29 de diciembre de 2017. 
  2. a b Mapa Topográfico Nacional de España. Cheste 721 II. 1.ª edición de 1984.
  3. Puede observarse en Googlearth o desde la carretera de Godelleta.