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GERMAN SELLERA GASTAMBIDE
Fundador de los Scouts Católicos del Uruguay.
- Se transcribe a continuación el informe presentado ante la Junta Departamental de Montevideo el 2 de abril de 1998 en el cual se hace una reseña de la vida y la obra de Germán Sellera Gastambide. Dicho informe fue firmado por Elis Duarte, Julio Pereira Flores, la profesora María Emilia Perez Santarcieri y Anibal Barrios Pintos
"Germán Sellera Gastambide nace en Montevideo el 18 de julio de 1926. A los ocho años inicia su vida scout ingresando en los llamados “Exploradores de Don Bosco”, desempeñándose ya como dirigente de los mismos al cumplir sus 16 años. Siete años después viajará al Chaco paraguayo donde permanecerá durante seis meses como activo colaborador en la acción de promoción de la misión salesiana afincada en la zona desplegada con las comunidades indígenas.
En el año 1950 Germán Sellera se integra a la Asociación Nacional de Boy Scouts, ocupando entonces el cargo de Comisionado de Montevideo, para luego de realizar varios cursos de capacitación en el exterior, pasar a desempeñarse, en base a su actuación descollante, como Secretario General de la Asociación Nacional de Boy Scouts, recayendo poco tiempo después en su personal a representación del Scoutismo Mundial ante la UNESCO.
En el año 1955, madurada su vocación después de treinta y cuatro años de militancia scout, Sellera se plantea la posibilidad de organizar un movimiento en donde los importantes y tradicionales valores del scoutismo se profundicen y enriquezcan con una mística de servicio que realce la dimensión comunitaria de su compromiso, exigiendo del joven scout un altruismo tal que lo impuse a transcender los marcos meramente individualistas de su crecimiento personal y lo lleve, a través de opciones plurales, a trabajar por la construcción de una sociedad más fraterna.
Compenetrado de éstos ideales, Germán Sellera fundará en dicho año 1955 la Asociación de Scouts Católicos del Uruguay, obra a la que, convirtiéndose en el principal animador de este movimiento, se entregará –literalmente- hasta morir. A partir de este momento, prácticamente dedicará todo su tiempo y energía a la organización de la obra y a la formación de los scouts. Su labor será reconocida y apreciada en distintos países, recibiendo numerosas distinciones y condecoraciones del exterior. Su relacionamiento internacional le permitirá establecer importantes vínculos con los movimientos scouts de Cataluña, Francia y Bélgica. A los efectos de una mayor formación de los integrantes de la Asociación viajará repetidas veces con numerosos scouts a Europa, destacándose el viaje de capacitación que en los años 1964 y 1965 se realizara al continente europeo, y en el cual llegaron a participar mas de cien jóvenes scouts uruguayos.
Con anterioridad, en el año 1959, y por su iniciativa y tesón, la Asociación adquirirá un predio en las cercanías de la ciudad de Pando, en el kilómetro 32 de la ruta 101, donde se instalará y funcionará el Campo Escuela. Posteriormente, podrá comprarse asimismo una casa, en la calle entonces llamada Dante n° 2219, que se transformará en la sede de la Asociación.
Pero su trabajo no se reducirá al logro de poder disponer de una infraestructura adecuada para el desarrollo de las actividades de la Asociación, sino que, fundamentalmente apuntará a la formación de los jóvenes scouts, abocándose a una intensa labor en éste sentido. A estos fines, propondrá y logrará que los scouts se organicen, según las distintas características que su edad determine, en cuatro ramas: los Lobatos, de 8 a 10 años, los Scouts, de 11 a 13 años, los Pioneros de 14 a 16 años y los Rovers, mayores de 17 años.
Esta última rama permitirá continuar en una labor de servicio a la Asociación y a la sociedad, a aquellos integrantes que por razón de su edad hubieran culminado su período de formación scout.
Fruto de esa labor educativa, constituyen los miles de niños y adolescentes que pasaron por la Asociación Scout y que hoy, ya adultos se desempeñan en los más diversos planos de la sociedad uruguaya, viviendo de acuerdo a los valores que aprendieron a a amar y asumir en sus años jóvenes.
No obstante estos significativos logros, Sellera profundizará aún más en la vocación de servicio inherente al espíritu scout y propondrá, para los que a ello se sientan llamados, un mayor compromiso, a cuyos efectos, en su carácter de Jefe Scout Nacional, creará una comunidad “El Rincón”, integrada por diecinueve personas: cuatro jóvenes matrimonios, siete muchachos y cuatro chicas los cuales abandonarán el confort de sus hogares y renunciarán a sus empleos para irse a vivir al Campo Escuela y asumir las responsabilidades que la experiencia, que pronto se concretaría, les demandaba.
Durante los años 1967 y 1968, los “Rovers” habían comenzado a trabajar con los niños y adolescentes de la calle, e incluso llegaron a efectuar varios campamentos con los mismos. Sin embargo, por esos años, Sellera y este grupo de Rovers sintieron la necesidad de dar un paso más y ofrecerles a estos niños no sólo una ayuda fugaz, sino un hogar estable.
Surgirá entonces “La Frontera”, una chacra en donde vivirán cerca de sesenta niños y adolescentes, antes abandonados, junto con los jóvenes de la comunidad de Rovers. “La Frontera”, según la propia definición de quienes la integran, constituirá una experiencia de vida comunitaria que buscará no solo darles a quienes en ella participen afecto, educación y capacitación técnica para saber desenvolverse en la sociedad, sino sobre todo aptitud para valorizar a la persona humana y ayudarla a que como tal crezca en comunidad. Para lograrlo, los sacrificios fueron muchos, al punto de que los jóvenes rovers renunciarán aun importante viaje que venían preparando durante todo un año y verterán lo que en él gastarían en la compra de una chacra. De esto modo y paulatinamente, en treinta y tres hectáreas de superficie se fueron estableciendo diversas industrias. Así se incorporó, entre otros, el criadero de cerdos y conejos, el tambo, la fábrica de alpargatas, la carpintería y por último la fábrica de artículos de mimbre, además de cultivos y bosques frutales.
La historia personal de Germán Sellera se anuda, confunde e integra con la historia de estas realizaciones y otras muchas, al extremo de que, desoyendo el consejo de sus médicos dada la grave dolencia cardíaca que le aquejaba, Sellera optó por ir a vivir a “La Frontera”, entregando en esta obra ya no solo su tiempo y energía, sino también su vida.
En “La Frontera”, viviendo en la habitación que había elegido, la más pobre y precaria y, por tanto, la más fría y húmeda Sellera fue construyendo la utopía con que había soñado, pero también consumiéndose, recordando, sin duda con alegría, que no hay mayor amor que dar la vida por quienes se ama.
El 21 de diciembre del año 1974, Germán fallecía en “La Frontera”. Los niños y jóvenes que con él trabajaban quisieron que fuera el querido camión de la chacra, convertido en carroza, el que lo llevara en su ´último viaje, aunque en realidad, según el decir de los propios niños, Sellera se quedaría para siempre en “La Frontera”.
- Tras la lectura de éste informe, la Junta Departamental de Montevideo resolvió por unanimidad designar con el nombre de Germán Sellera a una calle de la ciudad de Montevideo [1]
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