Centrosaurus apertus

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Centrosaurus apertus (gr. "reptil de punta aguda abierto") es la única especie conocida del género extinto Centrosaurus dinosaurio ceratopsiano ceratópsido, que vivió a finales del período Cretácico, hace aproximadamente entre 76,5 a 75,5 millones de años, en el Campaniaense, en lo que hoy es Norteamérica.[1]

Centrosaurus apertus
Rango temporal: 76,5 Ma - 75,5 Ma
Cretácico Superior
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Sauropsida
Superorden: Dinosauria
Orden: Ornithischia
Suborden: Neornithischia
Infraorden: Ceratopsia
Familia: Ceratopsidae
Subfamilia: Centrosaurinae
Tribu: Centrosaurini
Género: Centrosaurus
Lambe, 1904
Especie: C. apertus
Lambe, 1904
Sinonimia
  • Brachyceratops dawson Lambe 1902
  • Brachyceratops dawsoni Lambe 1902
  • Centrosaurus cutleri Brown 1917
  • Centrosaurus dawsoni Lambe 1902
  • Centrosaurus flexus Brown 1914
  • Centrosaurus longirostris Sternberg 1940
  • Monoclonius cutleri Brown 1917
  • Monoclonius dawsoni Lambe 1902
  • Monoclonius flexus Brown 1914
  • Monoclonius inflexus Brown 1914
  • Monoclonius longirostris Sternberg 1940

Descripción

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Los cuerpos masivos de Centrosaurus fueron soportados por extremidades robustas, media unos 6 metros de largo, presentaban un solo cuerno sobre la nariz como otro centrosaurinos,[2]​ el cual podía curvarse hacia adelante o hacia atrás, dependiendo del individuo y la ornamentación del volante disminuye al aumentar la edad.[3]

 
Centrosaurus apertus.

Un par de pequeños cuernos también se encuentra sobre los ojos, en Centrosaurus apertus éstos se dirigen hacia arriba, mientras que se dirigen a los lados en Coronosaurus. El volante de Centrosaurus era moderadamente largo, con ventanas bastante grandes y pequeños cuernos a lo largo del borde externo.[2]C. apertus se distingue por tener dos cuernos grandes como ganchos sobre el extremo del volante, mientras que en Coronosaurus estos cuernos son pequeños y cubiertos con crecimientos pequeños, como dedos. Al igual que otros ceratópsidos, las mandíbulas de los centrosaurios estaban adaptadas para cortar material vegetal resistente. La gola proveía espacio para la inserción de los músculos mandibulares.[2]

Descubrimiento e investigación

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El primer fósil Centrosaurus fue descubierto por Lawrence Lambe en la provincia canadiense de Alberta, a lo largo del Río Red Deer, donde existen yacimientos masivos de estos animales.[2]​ Posteriormente, vastas cama de huesos de Centrosaurus fueron encontradas en Parque Provincial de los Dinosaurios, también en Alberta.[2]​ Se cree que estos yacimientos se extienden por kilómetros, contienendo miles de especímenes de todas las edades y constitución física.[2]​ Los científicos han especulado que la alta densidad y el número de individuos serían explicados si habían muerto mientras que intentaban cruzar un río durante una crecida.[2]​ Se ha realizado un descubrimiento de miles de fósiles de Centrosaurus cerca de la ciudad de Hilda, Alberta, que se cree que es el lecho más grande de huesos de dinosaurios jamás descubierto. El área ahora se conoce como La Mega cama de Huesos de Hilda.[4]

 
Impresión de la piel de Centrosaurus.

La especie C. brinkmani, que se describió en 2005,[5]​ se trasladó al nuevo género Coronosaurus en 2012.[6]

Etimología

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El nombre proviene de griego κεντρον, kentron, "punta" con σαυρος, sauros, "lagarto". El nombre refiere a la serie de pequeños cuernos colocados a lo largo del margen del volante, y no al cuerno en su nariz, que era desconocido cuando el dinosaurio fue nombrado. No debe ser confundido con el estegosáurido Kentrosaurus , cuyo nombre se deriva de la misma palabra griega.

Clasificación

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Centrosaurus le da el nombre a la subfamilia Centrosaurinae a la que pertenece. Tiene como relativo cercanos a Styracosaurus y Monoclonius. Se asemeja tanto a estos últimos que algunos paleontólogos han considerado que son el mismo animal.[2]​ La investigación posterior demostró, sin embargo, que eran de hecho géneros separados. Las diferencias críticas son encontradas en la configuración de los cuernos en el borde del volante.[2]​ Otros miembros del clado Centrosaurinae incluyen Pachyrhinosaurus,[7][8]Avaceratops,[7]Einiosaurus,[8][9]Albertaceratops,[9]Achelousaurus,[8]​ y posiblemente Brachyceratops,[10]​ aunque Brachyceratops es dudoso. Debido a la variación entre especies e incluso entre especímenes individuales de centrosaurinidos, ha habido mucho debate sobre qué géneros y especies son válidos, particularmente si Centrosaurus y Monoclonius son géneros válidos, o no diagnosticables o posiblemente miembros de sexo opuesto. En 1996, Peter Dodson encontró suficiente variación entre Centrosaurus, Styracosaurus y Monoclonius para garantizar géneros separados, y que Styracosaurus se parecía más a Centrosaurus de lo que se parecía a Monoclonius.[11]

Dodson creía que una especie de Monoclonius, M. nasicornis, en realidad podría haber sido una Styracosaurus hembra.[11]​ Sus evaluaciones han sido seguidas parcialmente, y otros investigadores no han aceptado a Monoclonius nasicornis como un Styracosaurus hembra ,[12]​ ni a Monoclonius como un género válido.[11]​ Mientras que el dimorfismo sexual se ha propuesto para un ceratopsiano más basal, Protoceratops,[13]​ no hay evidencia firme de dimorfismo sexual en ningún ceratópsido.[14][15][16]​ Otros autores has sugerido que M. nasicornus es sinónimo de C. apertus,[17]​ o lo considera una especie de Centrosaurus separada, Centrosaurus nasicornus.[18]​ También se ha sugerido como el ancestro directo de Styracosaurus albertensis.[19]​ Un estudio de 2014 de los cambios durante el crecimiento en Centrosaurus concluyó que C. nasicornus es un sinónimo más moderno de C. apertus , que representa una etapa de crecimiento medio.[3]

Filogenia

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Este cladograma sigue el análisis filogenético realizado por Ryan et al. de 2016.[20]

 
Cráneos completos colocados en serie ontogenetica.
Centrosaurinae

Diabloceratops eatoni

Nasutoceratopsini

Avaceratops lammersi (ANSP 15800)

MOR 692

CMN 8804

Nasutoceratops titusi

Nuevo taxón de Malta

Xenoceratops foremostensis

Albertaceratops nesmoi

Sinoceratops zhuchengensis

Wendiceratops pinhornensis

Pachyrhinosaurini

Einiosaurus procurvicornis

Achelousaurus horneri

Pachyrhinosaurus

Pachyrhinosaurus canadensis

Pachyrhinosaurus lakustai

Pachyrhinosaurus perotorum

Centrosaurini

Rubeosaurus ovatus

Styracosaurus albertensis

Spinops sternbergorum

Centrosaurus apertus

Coronosaurus brinkmani

Especies

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Centrosaurus apertus.

Especies válidas

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  • C. apertus (Lambe, 1904) tipo

Especies reasignadas

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  • C. brinkmani (Ryan & A. Russell, 2005)=Coronosaurus[6]
  • C. albertensis (Lambe, 1913)=Styracosaurus albertensis
  • C. cutleri (N.D.) (Brown, 1917 (originalmente Monoclonius))=C. apertus
  • C. dawsoni (N.D.) (Lambe, 1902 (originalmente Monoclonius))=C. apertus
  • C. flexus (Brown, 1914 (originalmente Monoclonius))=C. apertus
  • C. longirostris (Sternberg, 1940)=C. apertus
  • C. nasicornus (Brown, 1917 (originalmente Monoclonius))=C. apertus
  • C. recurvicornis (N.D.) (Cope, 1889 (originalmente Monoclonius))="Monoclonius recurvicornis" (no es un Centrosaurinae, es un Ceratopsinae)

Paleobiología

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Al igual que otros ceratópsidos, las mandíbulas de Centrosaurus se adaptaron para esquilar a través de material vegetal resistente. El descubrimiento grandes lechos de huesos de Centrosaurus en Canadá sugiere que eran animales gregarios y que podrían haber viajado en grandes manadas.[2]​ Se conoce un lecho óseo compuesto por Centrosaurus y restos de Styracosaurus de la Formación Dinosaur Park en lo que hoy es Alberta.[21]​ Las muertes masivas pueden haber sido causadas por animales que sin ser una manada acaban reuniéndose alrededor de un pozo de agua durante una sequía.[22]Centrosaurus se encuentra más abajo en la formación que Styracosaurus, lo que indica que Centrosaurus fue desplazado por Styracosaurus ya que el entorno cambió con el tiempo.[12]

 
Molde del cráneo AMNH 5427 asignado a Centrosaurus.

Los grandes volantes y los cuernos nasales de los ceratópsidos se encuentran entre los adornos faciales más distintivos de todos los dinosaurios. Su función ha sido objeto de debate desde que se descubrieron los primeros dinosaurios con cuernos. Las teorías comunes sobre la función de los adornos y cuernos ceratopsianos incluyen la defensa de los depredadores, el combate dentro de la especie y la exhibición visual. Un estudio de 2009 de las lesiones del cráneo de Triceratops y Centrosaurus encontró que las lesiones óseas en los cráneos eran más probablemente causadas por el combate intraespecífico, combate de cuerno a cuerno, en lugar de los ataques predatorios. Los collares de Centrosaurus eran demasiado delgados para ser utilizados como defensa contra los depredadores, aunque los adornos más gruesos y sólidos de Triceratops podría haber evolucionado para proteger sus cuellos. Los collares de Centrosaurus probablemente se utilizaron "para el reconocimiento de especies u otras formas de visualización".[23]

Paleoecología

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Thomas M. Lehman ha observado que los fósiles de Centrosaurus no se han encontrado fuera del sur de Alberta a pesar de que se encuentran entre los dinosaurios del Juditiano más abundantes de la región. Los grandes herbívoros como los ceratópsidos que vivían en Norteamérica durante el Cretácico superior tenían "rangos geográficos notablemente pequeños" a pesar de su gran tamaño corporal y alta movilidad. Esta distribución restringida contrasta fuertemente con las faunas modernas de mamíferos herbívoros cuyos grandes rangos "típicamente abarcan gran parte de un continente".[24]

Paleopatología

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En 2020 se describió por primera vez en un fósil de dinosaurio un osteosarcoma, un tipo de cáncer muy agresivo, en la fíbula de un Centrosaurus apertus adulto procedente del Parque provincial de los Dinosaurios (Alberta, Canadá).[25][26]

Referencias

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  1. Arbour, V. M.; Burns, M. E.; Sissons, R. L. (2009). «A redescription of the ankylosaurid dinosaur Dyoplosaurus acutosquameus Parks, 1924 (Ornithischia: Ankylosauria) and a revision of the genus». Journal of Vertebrate Paleontology 29 (4): 1117-1135. doi:10.1671/039.029.0405. 
  2. a b c d e f g h i j "Centrosaurus." In: Dodson, Peter & Britt, Brooks & Carpenter, Kenneth & Forster, Catherine A. & Gillette, David D. & Norell, Mark A. & Olshevsky, George & Parrish, J. Michael & Weishampel, David B. The Age of Dinosaurs. Publications International, LTD. p. 135. ISBN 0-7853-0443-6.
  3. a b Frederickson, J. A.; Tumarkin-Deratzian, A. R. (2014). «Craniofacial ontogeny in Centrosaurus apertus». PeerJ 2: e252. PMC 3933270. PMID 24688836. doi:10.7717/peerj.252. 
  4. Scientists find dino deathbed, signs of carnage. Edmonton Sun. http://www.edmontonsun.com/news/canada/2010/06/18/14439211.html Archivado el 22 de junio de 2010 en Wayback Machine. retrieved 18 06 2010
  5. Ryan, M.J., and Russell, A.P. 2005. A new centrosaurine ceratopsid from the Oldman Formation of Alberta and its implications for centrosaurine taxonomy and systematics. Canadian Journal of Earth Sciences, 42(7): 1369–1387. doi:10.1139/e05-029
  6. a b Michael J. Ryan, David C. Evans and Kieran M. Shepherd (2012). «A new ceratopsid from the Foremost Formation (middle Campanian) of Alberta». Canadian Journal of Earth Sciences 49 (10): 1251-1262. doi:10.1139/e2012-056. 
  7. a b Dodson, P. (1990). «On the status of the ceratopsids Monoclonius and Centrosaurus». En Carpenter, K.; Currie, P.J., eds. Dinosaur Systematics: Perspectives and Approaches. Cambridge: Cambridge University Press. pp. 231–243. ISBN 0-521-36672-0. 
  8. a b c Ryan, M.J.; A.P. Russell (2005). «A new centrosaurine ceratopsid from the Oldman Formation of Alberta and its implications for centrosaurine taxonomy and systematics». Canadian Journal of Earth Sciences 42 (7): 1369-1387. doi:10.1139/e05-029. 
  9. a b Ryan, M.J. (2007). «A new basal centrosaurine ceratopsid from the Oldman Formation, southeastern Alberta». Journal of Paleontology 81 (2): 376-396. doi:10.1666/0022-3360(2007)81[376:ANBCCF]2.0.CO;2. 
  10. Dodson, P., Forster, C. A, and Sampson, S. D. (2004) Ceratopsidae. In: Weishampel, D. B., Dodson, P., and Osmólska, H. (eds.), The Dinosauria (second edition). University of California Press:Berkeley, pp. 494–513. ISBN 0-520-24209-2.
  11. a b c Dodson, P. (1996). The Horned Dinosaurs: A Natural History. Princeton University Press: Princeton, New Jersey, pp. 197–199. ISBN 0-691-02882-6.
  12. a b Ryan, Michael J.; Evans, David C. (2005). «Ornithischian Dinosaurs». En Currie, Phillip J.; Koppelhus, Eva, eds. Dinosaur Provincial Park: A Spectacular Ancient Ecosystem Revealed. Bloomington: Indiana University Press. pp. 312–348. ISBN 0-253-34595-2. 
  13. Dodson, P. «Quantitative aspects of relative growth and sexual dimorphism in Protoceratops». Journal of Paleontology 50: 929-940. 
  14. Forster, C. A. (1990). The cranial morphology and systematics of Triceratops, with a preliminary analysis of ceratopsian phylogeny. Ph.D. Dissertation. University of Pennsylvania, Philadelphia. 227 pp.
  15. Lehman, T. M. (1998). «A gigantic skull and skeleton of the horned dinosaur Pentaceratops sternbergi from New Mexico». Journal of Paleontology 72 (5): 894-906. 
  16. Sampson, S. D.; Ryan, M.J.; Tanke, D.H. (1997). «Craniofacial ontogeny in centrosaurine dinosaurs (Ornithischia: Ceratopsidae): taphonomic and behavioral phylogenetic implications». Zoological Journal of the Linnean Society 121 (3): 293-337. doi:10.1111/j.1096-3642.1997.tb00340.x. 
  17. M.J. Ryan and D.C. Evans, 2005, "Ornithischian dinosaurs". In: P.J. Currie and E.B. Koppelhus (eds.), Dinosaur Provincial Park: A Spectacular Ancient Ecosystem Revealed. Indiana University Press, Bloomington pp 312-348
  18. Russell, L.S. (1930). «Upper Cretaceous dinosaur faunas of North America». Proceedings of the American Philosophical Society 69 (4): 133-159. 
  19. Paul, G.S., 2010, The Princeton Field Guide to Dinosaurs, Princeton University Press p. 261
  20. Ryan, M.J.; Holmes, R.; Mallon, J.; Loewen, M.; Evans, D.C. (2017). «A basal ceratopsid (Centrosaurinae: Nasutoceratopsini) from the Oldman Formation (Campanian) of Alberta, Canada». Canadian Journal of Earth Sciences 54. doi:10.1139/cjes-2016-0110. 
  21. Eberth, David A.; Getty, Michael A. (2005). «Ceratopsian bonebeds: occurrence, origins, and significance». En Currie, Phillip J.; Koppelhus, Eva, eds. Dinosaur Provincial Park: A Spectacular Ancient Ecosystem Revealed. Bloomington: Indiana University Press. pp. 501–536. ISBN 0-253-34595-2. 
  22. Rogers, R. R. (1990). «Taphonomy of three dinosaur bone beds in the Upper Cretaceous Two Medicine Formation, northwestern Montana: Evidence for drought-related mortality». PALAIOS (SEPM Society for Sedimentary Geology) 5 (5): 394-41. JSTOR 3514834. doi:10.2307/3514834. 
  23. Farke, A.A.; Wolff, E.D.S.; Tanke, D.H. (2009). «Evidence of Combat in Triceratops». PLoS ONE 4 (1): e4252. PMC 2617760. PMID 19172995. doi:10.1371/journal.pone.0004252. Archivado desde el original el 8 de junio de 2009. Consultado el 27 de octubre de 2017. 
  24. Lehman, T. M., 2001, Late Cretaceous dinosaur provinciality: In: Mesozoic Vertebrate Life, edited by Tanke, D. H., and Carpenter, K., Indiana University Press, pp. 310-328.
  25. Europa Press (5 de agosto de 2020). «Descubren por primera vez un cáncer maligno en un dinosaurio». El Mundo. Ciencia. 
  26. Ekhtiari, Seper; Chiba, Kentaro; Popovic, Snezana; Crowther, Rhianne; Wohl, Gregory; Wong, Andy Kin On; Tanke, Darren H.; Dufault, Danielle M.; Geen, Olivia D.; Parasu, Naveen; Crowther, Mark A.; Evans, David C. (1 de agosto de 2020). «First case of osteosarcoma in a dinosaur: a multimodal diagnosis». The Lancet Oncology 21 (8): 1021-1022. doi:10.1016/S1470-2045(20)30171-6. 
  • Tanke, D. H. & Farke, A. A. 2006. Bone resorption, bone lesions, and extracranial fenestrae in ceratopsid dinosaurs: a preliminary assessment. In: K. Carpenter (ed.), Horns and Beaks: Ceratopsian and Ornithopod Dinosaurs. Indiana University Press, Bloomington, 319-347.

Véase también

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Enlaces externos

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